La tasa de paro llegará al 27,8% en España a finales de 2014, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Para entonces, dentro del conjunto de los 34 países de la OCDE, solo Grecia tendrá un desempleo mayor que el español, con un 28,2%. Al final del próximo año, la tasa media de paro en el conjunto de la OCDE descenderá al 7,8%, desde el 8% actual.
Asimismo, España y Grecia son también los países que más incremento de la tasa de paro han sufrido desde el inicio de la crisis en 2007, con más de 18 puntos porcentuales de subida en ambos casos, y más de cuatro millones de desempleados suplementarios en España.
La organización, que consideró «alarmante» el 55% del paro juvenil en España, estimó que la reforma laboral del pasado año ha acercado su normativa «a la legislación laboral vigente en la mayoría de los países europeos», en particular al suprimir la necesidad de una autorización administrativa para el despido colectivo.
Los autores del informe también hicieron notar que esa reforma laboral «ha reducido de forma significativa la rigidez de la legislación laboral, al alinearla al promedio de la OCDE con respecto a la protección de los trabajadores con contrato indefinido contra un despido individual y colectivo».
Y sobre sus efectos, aventuraron que como otras que se han hecho en Grecia, Portugal, Eslovaquia, Estonia, Italia y Eslovenia, «debería aumentar la productividad laboral y la creación de empleo cuando se recupere el crecimiento económico», en un horizonte sin determinar. «Si estas reformas se aplican plenamente, pueden favorecer un mercado de trabajo más incluyente y un mejor reparto de los recursos con una mejora de la productividad», concluyeron.
En el capítulo dedicado a España, la OCDE manifestó su inquietud por el riesgo de que la subida del desempleo de larga duración -un 19,1% desde el cuarto trimestre de 2007 hasta el 47% a fines de 2012- convierta una parte de ese paro en estructural.
La razón es que «será más difícil para esos desempleados» que llevan mucho tiempo sin contacto con la actividad laboral volver a encontrar trabajo «al depreciarse sus habilidades y perder motivación» y eso conduce a más desempleo estructural «que será difícil de deshacer». A ese respecto, la organización constató que el número de trabajadores que han desistido a buscar un empleo ha aumentado tras un periodo prolongado con alto nivel de paro.
Igualmente hizo hincapié en que la proporción de jóvenes que trabajan se ha reducido en 21 puntos porcentuales desde el comienzo de la crisis en España, cinco veces más que la media en la OCDE. Además, la proporción de los que ni estudian ni trabajan (los «nini») ha subido siete puntos, lo que pone en evidencia una situación «particularmente vulnerable» ante la amenaza de que un periodo prolongado de inactividad puede afectar negativamente a toda su vida laboral.
Por último, el estudio señala que el descenso del empleo juvenil ha afectado más a los hombres que a las mujeres, en especial en el sector de los jóvenes con baja cualificación.