El Presidente francés y candidato a su reelección, Nicolas Sarkozy, defendió hoy la independencia del Banco Central Europeo (BCE) pero se pronunció por la apertura de un debate para que se ocupe también de favorecer el crecimiento económico sin tener que reformar los tratados.
«No es posible que el BCE no participe en el apoyo al crecimiento como todos los bancos centrales en el mundo», declaró en una entrevista a la emisora de radio «France Inter» Sarkozy, que descartó cambios en los tratados europeos, porque eso necesita unanimidad y tardaría mucho tiempo.
«Estoy a favor de la independencia del BCE, pero precisamente porque hay independencia hay que poder discutir» entre sus responsables y los dirigentes políticos, como ocurre entre la Reserva Federal y el Gobierno de Estados Unidos, argumentó.
En cualquier caso, se desmarcó de la posición de su rival, el candidato socialista y favorito en los sondeos para la segunda vuelta de las presidenciales el próximo 6 de mayo, François Hollande, que pretende renegociar el último tratado europeo para integrar elementos en favor de la reactivación de la actividad.
Para Sarkozy «no hay que dar la impresión de que Francia renuncia a hacer esfuerzos para reducir su déficit» porque en ese caso «no tenemos ninguna oportunidad», señaló en una crítica apenas velada a Hollande.
Añadió que el mensaje de cara a los franceses y a los otros socios europeos es que hay que «reducir nuestros gastos, reducir nuestro déficit (público), pagar nuestra deuda» y así convencer de que junto a la disciplina fiscal «además, hace falta crecimiento».
El jefe del Estado aseguró que siempre ha defendido que el BCE se ocupe del crecimiento económico, y «es lo que conseguí» en el último tratado consensuado en diciembre y firmado a comienzos de marzo, lo que permitió que el BCE prestara dinero a los bancos al 1 % de interés.
Reconoció que «hubiera preferido» que el BCE prestara directamente a los Estados, pero añadió que «Europa es un compromiso».
Para terminar con sus diferencias en público Sarkozy pactó en noviembre con la canciller alemana, Angela Merkel, que no harían declaraciones sobre lo que el BCE tenía que hacer.