El Banco de Japón (BOJ) ha decidido esta semana no expandir sus estímulos monetarios a la economía nipona, desafiando las previsiones que tenía el mercado, en unos momentos en que coinciden una demanda global muy débil, un repunte no deseado del yen, y la debilidad del consumo.
La divisa de Japón se revalorizó en comparación con el dólar y el euro después de este anuncio, debido a que los inversores echaron para atrás sus apuestas en relación a que el banco central nipón flexibilizaría su política monetaria nuevamente.
En la revisión trimestral de sus estimaciones, el BOJ disminuyó sus pronósticos sobre la inflación, y postergó seis meses el momento en el que tiene previsto alcanzar su objetivo de inflación del 2%.
Sin embargo, el BOJ continuó mostrando su optimismo en relación a que su economía logrará expandirse moderadamente como una tendencia.
Hidenobu Tokuda, economista de Mizuho Research Institute, señaló que “por ahora, el BOJ está en un modo de espera para juzgar los efectos de su política de tipo de interés negativo. Con el tiempo, creo que el BOJ bajará el tipo aún más en territorio negativo este año, tal vez después de las elecciones (de la Cámara alta) en julio”.
En la reunión que finalizó este jueves para revisar su política monetaria, el BOJ tomó la decisión de mantener su promesa de incrementar la base monetaria a un ritmo anual de 80 billones de yenes (646.000 millones de euros) por una votación final de 8-1.
Por otro lado, no realizó modificaciones en relación al tipo de interés negativo del 0,1% que está aplicando a algunas de las reservas que las entidades financieras tienen en el banco central por una votación de 7-2.