El Gobierno de Japón ha anunciado que el índice de precios subyacentes al consumidor ha caído de nuevo en octubre, mostrando el desafío al que se enfrenta el banco central nipón para superar la deflación y el estancamiento de la economía.
Estas cifras mantendrán a los responsables bajo presión para que tomen medidas que ayuden a estimular la economía, aunque el Banco de Japón ha indicado que “el gasto fiscal podría ser la opción preferida con una política monetaria ultra flexible que ha inundado los mercados con efectivo”.
Los precios subyacentes al consumidor, que incluyen los productos del petróleo pero excluyen los costos de los alimentos frescos, cayeron en torno a un 0,4% en octubre en comparación con el año anterior.
La medición de la inflación, que excluye los precios de los alimentos y los alimentos frescos, muy similar al índice subyacente que se utiliza en Estados Unidos, se ha elevado un 0,2% en octubre respecto al año previo.
Entre los meses de julio y septiembre, la economía de Japón ha crecido por tercer trimestre consecutivo gracias a un repunte en las exportaciones, sin embargo, la débil actividad doméstica ha despertado dudas en relación a una recuperación sostenible.
El Banco de Japón ha señalado que alcanzar la meta del 2% de inflación llevará su tiempo, y ha modificado su marco de política uno más apropiado para luchar contra la deflación.
El banco central de Japón tomó la decisión de mantener su política estable en la reunión celebrada en octubre, a pesar de que retrasó su calendario con el propósito de alcanzar su meta de precios.