Li Keqiang, el primer ministro de China, ha afirmado que la economía del gigante asiático enfrentará presiones y problemas cada vez mayores durante este año, debido a los cambios en la política a nivel mundial y los nuevos desafíos en las reglas económicas, que sumarán mayor incertidumbre.
Durante un encuentro llevado a cabo la semana pasada en Pekín, Li afirmó que el Gobierno de China dará plena seguridad para que su economía sea administrada de manera eficiente y mejorará la calidad y eficacia en el crecimiento.
Los inversores a nivel mundial están debatiendo si los líderes en China darán su visto bueno a un crecimiento más moderado para este año, debido a las grandes preocupaciones que existen en relación a los riesgos derivados de aplicar durante años estímulos económicos con deuda, que fue promovida por una obsesión política relacionada con el cumplimiento de las metas marcadas oficialmente.
Un grupo de expertos dirigido por el Gobierno ha indicado que el crecimiento económico de China podría frenarse a un ritmo de 6,5% este año desde un 6,7% alcanzando en el 2016. Específicamente, para el sector industrial la producción podría crecer un 5,9%, menos que el previsto de 6,1% para el año 2016.
La Agencia de Aduanas de China afirmó la semana pasada que será complicado que el comercio internacional del gigante asiático sea mejor este año, especialmente si se toma en cuenta la posición del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y otros cambios políticos importantes que frenan la expansión de las exportaciones como consecuencia de las nuevas medidas proteccionistas.
Trump señaló durante su campaña que calificaría a Pekín como un «manipulador cambiario» desde el primer día en la Casa Blanca, además de amenazar con colocar altos aranceles a los productos procedentes de China.