Venezuela ha fijado controles de precios a los alimentos para frenar la inflación, en medio del colapso económico, la falta de combustible, y la cuarentena por la pandemia de coronavirus.
A la par de las regulaciones, el Banco Central de Venezuela ha informado que la inflación en el mes de marzo se desaceleró a 13,3% en comparación al mismo mes del año pasado cuando los precios variaron en torno al 34%.
La inflación acumulada en el primer trimestre del año ha sido del 124%, de acuerdo al Banco Central de Venezuela, que ha decidido publicar los datos tras cuatro meses silencio después de anunciar la inflación de 2019.
A pesar de la menor variación de los precios en marzo, el país petrolero sigue sumido en una voraz hiperinflación que reduce los ingresos de las familias.
En las últimas semanas los alimentos se han encarecido por las dificultades en el transporte de los productos, pero el Gobierno de Nicolás Maduro ha vuelto a aplicar fijaciones de precios, lo que no se hacía desde 2018.
Delcy Rodríguez, la vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, ha anunciado que el Gobierno regulará los precios de 27 rubros y se establecerá la venta supervisada en tres empresas de comida, entre las que se encuentra Alimentos Polar.
En el año 2019, tras las sanciones de Estados Unidos, Venezuela relajó los controles, lo que permitió a las empresas importar con sus propias divisas y permitió a los comercios recibir pagos en dólares. Pero estas medidas de flexibilización para superar la recesión llegaron tarde, porque la producción ya estaba afectada por las regulaciones impuestas en casi dos décadas.
Venezuela lleva luchando con seis años de recesión y tres de hiperinflación, y con las sanciones por parte del Gobierno de Estados, teniendo limitaciones para vender el crudo y acceder al sistema financiero global.
Ahora, con la caída de los precios del petróleo, el flujo de ingresos en Venezuela es menor lo que está impactando en las importaciones públicas, uno de los soportes del plan oficial de distribución de alimentos.