El Banco Central Europeo (BCE) ha informado que las entidades tendrán más tiempo para rehacer su colchón anticrisis.
Concretamente, dispondrán de hasta nueve meses de gracia en caso de incumplir la normativa de resolución antes de que las autoridades les recorten la posibilidad de pagar dividendos.
Eso significa que Europa ha recapacitado, aunque no tanto como pedía el Banco Central Europeo (BCE). Además, la concesión no será automática. Pero el escenario es diferente al que se planteaba en la redacción inicial de la reforma, donde la exención se limitaba a seis meses.
Este periodo entra en juego cuando un banco tiene problemas para construir su colchón anticrisis (conocido como MREL o requerimiento mínimo de pasivos elegibles) y cae por debajo del mínimo establecido. En ese momento se pone en marcha un mecanismo destinado a preservar la salud financiera de la entidad en cuestión que consiste en preservar por encima de todo los fondos que todavía tiene la institución. Y la primera medida para que el dinero no salga del banco es impedir que pague dividendos, cupones de los CoCos y retribuciones variables.
Todo depende del llamado límite máximo distribuible (MDA o maximum distributable amount), que es el cálculo que todo banco tiene que hacer para saber si puede retribuir a sus accionistas, abonar los intereses a los dueños de su deuda contingente convertible o gratificar a sus empleados con una paga variable o con un beneficio para su pensión. Cuando una entidad no cumpla con sus requerimientos de solvencia deberá hacer números, calcular su MDA y entregarlo a las autoridades, que serán las encargadas de impedir, en su caso, la distribución de beneficios.
Ante la alarma que eso podía causar entre los inversores, el Parlamento Europeo decidió dar seis meses de plazo antes de que entrara en vigor la restricción.
El colchón anticrisis está formado por deuda con capacidad para absorber pérdidas como los CoCos o los bonos subordinados, así que para conseguirlo hay que apelar necesariamente al mercado. La otra vía es ampliar capital.
El legislador pensó que espantar a los compradores no era la mejor tarjeta de presentación y de ahí que propusiera dar un tiempo a los bancos para que pudieran acudir al mercado a recomponer sus niveles de solvencia.
El BCE, sin embargo, se opuso frontalmente a este plazo y pidió el doble.
El periodo de seis meses «puede no ser suficiente» y «encima podría exacerbar el estrés en los mercados de financiación justo cuando es necesario emitir nuevo capital o deuda», argumentó el organismo comandado por Mario Draghi hace ya un año, cuando se le pidió su opinión sobre la reforma bancaria.