Según estima el Banco de Francia, la economía gala crecerá un 1,8% en el presente año, frente al avance del 2% que registró en 2017.
En su estudio de proyecciones macroeconómicas, el Banco de Francia corrigió así en dos décimas sus anticipaciones hechas en marzo para 2018, pero mantuvo sin cambios las de incremento del producto interior bruto (PIB) para 2019 (1,7 %) y para 2020 (1,6 %).
Esa modificación se explica por la ralentización constatada en el primer trimestre, cuando el PIB aumentó únicamente un 0,2 %, y porque en el segundo se calcula que subirá un 0,3 %. En los dos siguientes, el ritmo se acelerará ligeramente, al 0,4 %.
En ese contexto, el déficit público francés, que por primera vez en un decenio había bajado ya del umbral europeo del 3 % del PIB hasta el 2,6 % en 2017, debería quedarse en el 2,5 % en 2018, es decir, dos décimas superior al que figura en el programa de estabilidad presentado por el Gobierno francés en Bruselas.
El Banco de Francia considera que este año se crearán cerca de 200.000 empleos netos en Francia y luego el ritmo bajará a unos 180.000 anuales. Gracias a eso, la tasa de paro debería pasar del 9,2 % en el primer trimestre de 2018 al 8,2 % a finales de 2020, el nivel más bajo desde finales de 2008.
Estas previsiones están sujetas a cambios por diversos elementos. En el lado positivo, las reformas en Francia podrían traducirse en un incremento del crecimiento potencial, y una política más expansionista en países con excedentes de la zona euro como Alemania -que no está por ahora integrada en las proyecciones- también aportaría un impulso suplementario.
En el lado negativo se sitúan la incertidumbre en Italia y las políticas de Donald Trump, que podrían afectar significativamente al comercio internacional.