Mark Carney, el gobernador del Banco de Inglaterra (BoE), considera que las criptomonedas «han fracasado» como sustituto del dinero fiduciario centralizado, porque son un activo de almacenamiento de valor «pobre» en el corto plazo.
La volatilidad media de las diez principales criptomonedas por capitalización bursátil fue más de 25 veces la del mercado de valores de Estados Unidos el año pasado. Esta extrema volatilidad y la falta de valor intrínseco y de respaldo externo demuestra que son «una lotería».
Asimismo, Carney ha agregado que «los precios de muchas criptomonedas han mostrado las características clásicas de las burbujas, incluidas las justificaciones del nuevo paradigma, haciendo crecer el entusiasmo de los minoristas y las expectativas de subidas de precios y que dependen en parte de encontrarse con el más tonto».
Carney ha comentado que la razón principal para ser escéptico sobre el valor a largo plazo de las criptomonedas es que «no está claro en qué medida llegarán a ser un medio de intercambio efectivo». Hoy en día, ningún minorista acepta bitcoins como medio de pago en Reino Unido, pues la velocidad y el coste de transacción varía en gran medida respecto a los pagos en libras.
Para el gobernador del BoE, las monedas virtuales presentan «severas limitaciones de capacidad» si se comparan con otros sistemas de pago. En concreto, Visa puede procesar hasta 65.000 transacciones por segundo a nivel mundial, frente a las 7 por segundo del bitcoin. Además, si se utiliza una tarjeta de crédito o débito, la operación se completa en segundos y sin riesgos de tipo de cambio.
Por otro lado, los usuarios del bitcoin deben soportar horas de espera y las tarifas son elevadas, hasta el punto de que tienen que convencer a los ‘mineros’ para verificar y procesar la transacción. A finales del año pasada, estas tarifas se incrementaron hasta 40 libras por operación.
Carney también ha advertido sobre los costes en consumo de electricidad consecuencia de la minería de las monedas virtuales. Los especialistas estiman que alcanza los 52 teravatios por hora, el doble de consumo nacional de electricidad en Escocia. En cambio, el uso de energía de la red global de tarjetas de crédito Visa se ubica por debajo del 1% de la del bitcoin, a pesar de que procesa 9.000 veces más transacciones.