Royal Bank of Scotland (RBS) ha registrado pérdidas de 153 millones de libras (unos 218 millones de euros) en el primer semestre de 2015.
Las penalizaciones por irregularidades cometidas en los últimos años le han costado a la entidad 1.315 millones de libras (1.872 millones de euros) hasta junio de este año, mientras que el coste de su reestructuración se ha elevado a 1.509 millones de libras (2.147 millones de euros).
En el segundo trimestre, RBS ha registrado un beneficio neto de 293 millones de libras (417 millones de euros), un 27% más que en el mismo periodo del año pasado, sin embargo, contrasta con los números rojos de 446 millones de libras (635 millones de euros) de los tres primeros meses de 2015.
Los beneficios operativos brutos del primer semestre se ubicaron en torno a los 293 millones de libras (417 millones de euros), frente a los 2.226 millones de libras (3.172 millones de euros) del mismo periodo del año anterior.
Los ingresos que se registraron en el primer semestre de 2015 fueron de 8.700 millones de libras (12.400 millones de euros), lo que supone un 12,80% menos que el primer semestre de 2014.
RBS ha reforzado su posición de capital de calidad frente a activos de riesgo hasta un 12,3% (CET1).
Por otro lado, la entidad ha anunciado que tiene previsto vender su participación en Citizens, lo que le permitirá ubicar por debajo de los 300.000 millones de libras (427.000 millones de euros) su cartera de activos de riesgo en 2015. Asimismo, espera reducir costes este año por 800 millones de libras (1.138 millones de euros).
Philip Hampton, presidente de la entidad, ha asegurado que RBS “ha hecho buenos progresos” y mantiene su objetivo de convertirse “en el primer banco en servicio al cliente”.
Hampton ha reconocido que la entidad “es un banco muy diferente del de 2009. Está mucho más centrado en la calidad de los ingresos y el control de los riesgos”.