La Encuesta sobre Préstamos Bancarios referida al cuarto trimestre de 2022, y publicada este martes por el Banco de España, refleja que los hogares españoles han reducido su demanda de préstamos a las entidades financieras ante el endurecimiento tanto de las condiciones generales de los nuevos créditos como de los criterios de aprobación de estos.
La autoridad monetaria y supervisora ha indicado que, en todo caso, el endurecimiento de los criterios de financiación fue «más moderado» de lo que las entidades habían pronosticado hace tres meses. Asimismo, respecto a las perspectivas para el conjunto del primer trimestre de 2023, las entidades esperan que se produzca una «contracción generalizada» de la oferta y demanda de crédito.
El endurecimiento de condiciones y criterios de aprobación para los hogares responde, fundamentalmente, al aumento de los riesgos percibidos. Estos están vinculados al deterioro de las perspectivas económicas generales y del mercado de la vivienda, así como al empeoramiento de la solvencia de los prestatarios y a una menor tolerancia al riesgo de las entidades.
También se debe a que los costes de financiación soportados por las entidades financieras crecieron durante el cuarto trimestre de 2022 y había una menor disponibilidad de fondos. El proceso de normalización monetaria (la subida de los tipos de interés) habría contribuido a esta situación.
En el caso concreto de los préstamos para consumo y otros (a diferencia de los destinados a vivienda), Banco de España ha indicado que las entidades financieras han destacado una menor tolerancia al riesgo para reducir las concesiones. También un aumento de los riesgos relativos a las garantías solicitadas.
Dentro de los segmentos analizados, la demanda de créditos por parte de las empresas no financieras fue la única que aumentó, a pesar de que se registraron endurecimientos similares en los criterios de aprobación y las condiciones generales.
El incremento ha sido leve y es resultado de efectos contrapuestos. De un lado, las empresas han registrado más necesidad de financiar existencias y capital circulante, así como refinanciar deuda y que se ha captado menos financiación a través de emisiones de renta fija. Por el contrario, esto se ha visto compensado por una menor demanda por los tipos y que las necesidad de invertir en activos fijos han caído.