Los países que forman parte del G7 podrían adoptar una serie de medidas con el propósito de proteger el sistema financiero de futuros ataques informáticos.
Los países más industrializados del mundo que forman parte del G-7 se han comprometido a no entablar una guerra de divisas mediante devaluaciones competitivas y a dejar que sea el mercado el que determine el tipo de cambio de sus respectivas monedas.