Basf, el grupo químico de Alemania, obtuvo un beneficio neto de 4.707 millones de euros en 2018, un 22,5% menos en comparación al año anterior, debido al impacto de las tensiones geopolíticas y el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, que trajo como consecuencia una caída de la demanda de clientes chinos en el segundo semestre del año.
La compañía ha explicado que «en la segunda mitad del año, Basf notó la ralentización económica en mercados clave, especialmente en el sector automotriz (…) En particular, la demanda de clientes chinos disminuyó significativamente», debido al conflicto comercial entre Estados Unidos y China.
Basf ha indicado que el inusual periodo de bajo caudal en el río Rin tuvo un impacto negativo de 250 millones de euros en sus cuentas al impedir el aprovisionamiento fluvial de materias primas durante buena el tercer y cuarto trimestre, obligando a reducir la capacidad de la planta de Ludwigshafen.
Martin Brudermüller, presidente del consejo de administración de Basf, ha señalado que «estamos abordando estos retos. Con nuestra nueva estrategia corporativa, emplearemos 2019 como año de transición para emerger incluso más fuertes».
Las ventas de Basf registraron un crecimiento anual del 2,4%, hasta 62.675 millones de euros, incluyendo el aumento del 1% del negocio químico, hasta 16.501 millones, mientras que la división de productos facturó un 2% menos, hasta situarse en 15.812 millones, y el negocio de materiales elevó un 3% sus ventas, hasta 21.435 millones.
La deuda neta de la compañía en 2018 se ubicó en 18.197 millones de euros, un 58,4% más que un año antes, mientras que la inversión en investigación y desarrollo creció un 10%, hasta los 2.028 millones.
En el último trimestre de 2018, Basf obtuvo un beneficio neto de 348 millones de euros, lo que supone un 77,4% menos que las ganancias reportadas en el mismo periodo de 2017, mientras que las ventas de la multinacional sumaron 15.586 millones de euros, un 2,3% más que un año antes.