Abengoa se dispone a entrar en el mercado eléctrico de Chile, con el desarrollo de un proyecto de energía solar que le permitirá ofrecer condiciones tales como precios fijos y estables en el tiempo, sin traspaso de riesgos propios del negocio de generación, y en un esquema de contratación a largo plazo.
Esos son los pilares del modelo que la firma española quiere utilizar en la comercialización de la producción de su primer proyecto en Chile: una planta solar que utiliza tecnología de concentración solar, que tiene características de costo y operación que son compatibles con los patrones de funcionamiento de los grandes consumidores eléctricos.
El modelo desarrollado por Abengoa cuenta con un sistema de almacenamiento que permite que sus plantas funcionen prácticamente las 24 horas. “La planta tendrá un costo variable de operación muy bajo, menos del 10% del costo total, porque el combustible viene del Sol. Por lo tanto, será despachada en base en el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING). La mayor parte del costo total viene por el lado de la amortización de la inversión”, ha señalado Abengoa.
La planta estará en María Elena, Región de Antofagasta. La torre tendrá 243 metros de altura, y en la parte superior contará con un receptor de la luz solar reflejada en los espejos que estarán distribuidos en forma circular alrededor de ella. Contará con una turbina de 110 MW, que producirá la electricidad a partir del vapor que se obtendrá con el calor que transferirá el receptor de la torre. Además, en las horas en que no haya sol, la central usará el calor almacenado.
La compañía española decidió emprender este proyecto luego de serle adjudicada una licitación pública, impulsada por el Ministerio de Energía y Corfo. La firma recibirá un subsidio de hasta 20 millones de dólares (14 millones de euros), proveniente de la entidad de fomento, y la concesión del terreno fiscal en la Región de Antofagasta.
Por otra parte, el Gobierno gestionó un financiamiento con entidades como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Clean Tecnology Fund, el Banco de Desarrollo alemán (KFW) y la Unión Europea.
El modelo de negocio considera que la central entregará su energía a una sociedad comercializadora que venderá a los consumidores finales, en la cual participa Abengoa.
“Este primer proyecto será el rompehielos para un camino definitivo para que las energías renovables sean una alternativa real en la matriz energética Chilena”, explican, y añaden que miran con interés el proyecto de interconexión entre el SIC y el SING, pues considerando que la planta entraría en operación en 2017, podrían participar en la licitación de suministro para distribuidoras que inician su abastecimiento a partir del año 2019.