El laboratorio danés Novo Nordisk ha anunciado este miércoles un drástico plan de ajuste laboral que implicará el despido de 9.000 empleados a nivel global, lo que representa el 11,5 % de su plantilla. La medida, que afectará principalmente a sus centros en Dinamarca y otros países europeos, responde a una estrategia de contención de costes y adaptación a un entorno cada vez más competitivo en el sector biofarmacéutico, especialmente en los tratamientos para la obesidad y la diabetes.
La compañía, conocida por su liderazgo en productos como Ozempic y Wegovy, ha justificado el recorte como parte de un plan para “reforzar la estructura operativa” y ganar agilidad en un momento en que nuevas biotecnológicas y grandes farmacéuticas como Eli Lilly están entrando con fuerza en el mercado de los medicamentos contra la obesidad.
“Es una decisión difícil, pero necesaria para garantizar que Novo Nordisk pueda mantener su posición de liderazgo a largo plazo”, ha señalado el consejero delegado, Lars Fruergaard Jørgensen, en un comunicado oficial. La farmacéutica espera que la reestructuración genere un ahorro estructural de hasta 8.000 millones de coronas danesas anuales (más de 1.070 millones de euros), con impacto a partir de 2026.
Los despidos afectarán en torno a 5.000 empleados en Dinamarca, sede central del grupo, y el resto se distribuirán entre otras filiales europeas, centros de investigación en Estados Unidos y oficinas regionales. La compañía ha asegurado que ofrecerá planes de recolocación y compensaciones “acordes a los estándares más altos del sector”.
La noticia ha sido acompañada por una revisión a la baja de las previsiones financieras para el conjunto del ejercicio 2025. Novo Nordisk ha reducido su estimación de crecimiento de ingresos desde un rango del 15–18 % hasta el 11–13 %, y ha ajustado también sus expectativas de beneficio operativo por debajo del 10 %.
Aunque la empresa sigue mostrando un fuerte desempeño comercial, los márgenes comienzan a comprimirse por el incremento de costes logísticos, las inversiones en nuevas plantas de producción y el aumento de la competencia en los mercados más rentables. Analistas del sector señalan que la pérdida de exclusividad de algunos compuestos y la presión de precios en sistemas sanitarios públicos están forzando a las grandes farmacéuticas a ser más eficientes.
En bolsa, las acciones de Novo Nordisk reaccionaron con una caída del 3,7 % tras el anuncio, aunque algunos analistas valoran positivamente la anticipación de la compañía ante los retos del sector. “Es un movimiento defensivo, pero con lógica estratégica”, apuntan desde Morgan Stanley.
La farmacéutica ha reafirmado, no obstante, su compromiso con la investigación y el desarrollo, y ha indicado que mantendrá sin cambios sus planes de inversión en nuevos tratamientos para enfermedades metabólicas, cardiovasculares y raras.
Con este ajuste, Novo Nordisk busca asegurar su sostenibilidad operativa en un mercado cada vez más exigente, donde el equilibrio entre innovación, competitividad y eficiencia será clave para su futuro.
