El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta que España experimentará un crecimiento del 2,5% en 2025 y del 1,8% en 2026, lo que reflejaría una desaceleración respecto al 3,2% alcanzado en 2024, atribuida a la moderación de las exportaciones y a la disminución de la población activa. Sin embargo, esta previsión para 2025 supone una revisión al alza de dos décimas respecto a estimaciones anteriores.
Según el informe del ‘Artículo IV’ publicado este jueves, el FMI prevé que el PIB de España mantendrá un avance «sólido» en el corto plazo, para luego moderarse de forma gradual. Asimismo, el organismo anticipa que el crecimiento potencial a largo plazo se situará en un 1,7%, afectado por las limitaciones derivadas del envejecimiento demográfico.
El organismo multilateral ha señalado que los aranceles impuestos por Donald Trump el 2 de abril tendrán un impacto adverso limitado en la economía española, debido a la baja exposición comercial, tanto directa como indirecta, de España hacia Estados Unidos.
El FMI anticipa que el consumo se mantendrá «sólido», impulsado por el incremento de los ingresos reales y una progresiva reducción del ahorro de los hogares. Estas condiciones compensarán el ritmo más lento en la creación de empleo. Por su parte, la tasa de desempleo se mantendrá estable en torno al 11% a medio plazo.
El FMI contempla en su análisis que la inversión repunte gracias a los recortes de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE), por la ejecución de los fondos europeos y la mayor construcción de viviendas.
Pronostica que tanto la inflación general como la subyacente continúen cayendo y que, para finales de 2025, se sitúen cerca del objetivo del 2% fijado como meta por el BCE a cuenta de la moderación de los salarios y la desinflación energética.
FISCALIDAD
Del lado fiscal, el FMI ha reconocido que las cuentas públicas «continuaron mejorando» en 2024, a pesar de la fuerte expansión del gasto público por los salarios y transferencias sociales, así como por los destrozos causados por la DANA de Valencia.
Aun así, la elevada deuda pública y las inminentes presiones de gasto entrañan riesgos fiscales a medio plazo. Con una deuda del 101,8% al cierre de 2024, la trayectoria de la deuda de España sigue siendo «vulnerable a shocks de crecimiento y de los costes de financiación».
RECURSOS ADICIONALES PARA ELEVAR AL GASTO EN DEFENSA
Además, se prevé que el incremento a largo plazo del gasto relacionado con el envejecimiento de cerca del 4% del PIB para 2050 comenzará a ejercer una «presión creciente» sobre las finanzas públicas. Aumentar el gasto en Defensa hasta el objetivo del 2% del PIB fijado por Moncloa requerirá «recursos adicionales».
«Cualquier aumento del gasto en Defensa debería ser en su mayor parte neutral desde el punto de vista presupuestario y no debería comprometer gasto favorable al crecimiento, como la inversión pública», ha explicado el documento del ‘Artículo IV’.
De hecho, el economista del FMI para Europa, Romain Alexandre Duval, ha sostenido que la inversión en Defensa «tiene cabida dentro de los Presupuestos», pero que, al ser una medida de carácter permanente, deberá financiarse con medidas permanentes como una «repriorización» de las partidas de gasto e ingresos.
El FMI ha animado a España a aprovechar la «sólida posición cíclica» de la economía y el maná aportado por los fondos europeos para adelantar dos años el ajuste del 3% del PIB previsto por las autoridades al periodo 2025-2029 y no dejarlo en el 2025-2031.