El distrito Chamberí se erige como el más caro de Madrid, después de aumentar el precio de la vivienda un 15% con respecto al año anterior. Entre las zonas más cotizadas de Chamberí se encuentran los barrios de Almagro y Trafalgar, donde los precios de las propiedades oscilan entre los 8.000 y 10.000 euros el metro cuadrado.
Según la inmobiliaria Barnes International Realty, los pisos de alta gama en este distrito madrileño cuestan más de 7.000 euros por metro cuadrado de media, mientras que hace un año los precios en la zona se situaban en los 6.1000 euros.
Precios similares al distrito Chamberí los registran las zonas de Castellana y Goya, pertenecientes al barrio de Salamanca. «Chamberí se ha transformado en un fuerte punto de interés entre los compradores nacionales. El barrio de Almagro, por su cercanía con el paseo de la Castellana y su atractivo patrimonio histórico, se posiciona como una de las zonas más demandadas para la inversión que resulta una buena alternativa a Salamanca», explica Anna Molgó, directora de la zona de Barnes en Madrid.
En estas zonas sigue primando el cliente nacional, copando el 70% de la demanda, señalan desde Barnes. Entre los extranjeros destacan compradores asiáticos (principalmente procedentes de China) y de Latinoamérica, concretamente, venezolanos, mexicanos y colombianos.
Entre los requisitos más demandados figuran pisos con una superficie de entre 200 y 500 metros cuadrados de superficie, con un mínimo de cuatro habitaciones, altura, luminosidad, seguridad, vistas y ubicación céntrica, señalan en la inmobiliaria.
Por encima de los 7.000 euros por metro cuadrado también se sitúan los precios de la vivienda de lujo en el barrio de Salamanca, frente a los 6.500 euros que registraba el año anterior, situando ambos entre los distritos más caros del país, aseguran en Barnes.
«Madrid es la ciudad más importante de España y una de las más importantes de Europa en cuanto a inversión de propiedades de lujo se refiere. La demanda internacional crece año tras año debido a la estabilidad económica, la competitividad de los precios y las buenas conexiones aéreas con el resto de los países de Europa y del mundo, subraya Molgó.