Rolls-Royce ha lanzado un nuevo modelo Ghost, con el que espera superar la crisis derivada del coronavirus.
Este nuevo sedán está equipado con un motor V12 biturbo de 6,75 litros, tiene un diseño que pretende ser minimalista y está dirigido a una clientela de negocios en todo el mundo.
Torsten Müller-Ötvös ha afirmado que “hemos rejuvenecido masivamente la marca en los últimos diez años y la edad media de nuestros clientes es de 43 años”.
La versión más sencilla cuesta un mínimo de 250.000 euros fuera de impuestos, pero la factura puede alcanzar varios millones para las opciones más extravagantes: televisores o un sistema de audio excepcional, marquetería o cueros, o incluso una luz de techo que reproduce la bóveda celeste del día en que nació el propietario del vehículo.
Además, el sedán tiene un toque “británico”: cada coche viene con un paraguas de los colores de la marca, guardado en un estuche con un sistema de drenaje integrado para evitar que el interior se moje.
Para Rolls-Royce, la llegada del coronavirus ha causado una tormenta en un cielo que ya estaba oscurecido por el Brexit.
Müller-Ötvös ha explicado que la pandemia les ha afectado, “por un lado, muchos de nuestros socios en todo el mundo, nuestros concesionarios, se vieron obligados a cerrar» durante las semanas o meses de confinamiento. Por otra parte, hemos visto un gran número de clientes potenciales reconsiderar su decisión de compra, especialmente en abril y mayo”.
Como resultado, las ventas en el primer semestre del año fueron “probablemente un 30% más bajas que en la misma época del año pasado”.
No obstante, esta disminución se acentúa por un efecto comparativo desfavorable con el récord de 2019, cuando el fabricante vendió más de 5.000 coches.
Müller-Ötvös ha asegurado que el lanzamiento del Ghost impulsará las ventas. Sobre todo, porque “estamos viendo una reanudación de la actividad” en todo el mundo.