El Gobierno británico, encabezado por el conservador Boris Johnson, ha solicitado a la reina Isabel II que suspenda el Parlamento británico hasta pocas semanas antes de que venza el plazo para el Brexit, dificultando así que los diputados pro Unión Europea traten de bloquear un divorcio por las bravas el próximo 31 de octubre.
Esta semana, la BBC y el diario The Guardian anunciaban que el Ejecutivo estaba pensando en pedir a la reina Isabel II que alargase el periodo de cierre estival de la Cámara casi un mes más de lo habitual hasta el próximo 14 de octubre, fecha en la pretenden presentar el nuevo programa de gobierno para la legislatura y el Brexit. Hasta entonces, el Parlamento quedaría bloqueado.
Sin embargo, ha sido el propio primer ministro quien horas después ha confirmado la información en una carta enviada a los diputados y ha asegurado que ya ha realizado dicha petición. El líder conservador ha corroborado además que el 14 de octubre se publicará el programa legislativo para la próxima legislatura, denominado «discurso de la Reina».
Estos planes, según ha explicado Johnson en la misiva, obedecen a que su Gobierno quiere «sacar adelante una ambiciosa y valiente agenda legislativa» sobre la que los parlamentarios podrán votar en octubre, y en la que lograr un posible acuerdo con la Unión Europea (UE) será uno de los «temas centrales».
Además, ha precisado que el debate sobre el programa de Gobierno y el Brexit se producirá en los días siguientes a esa fecha, con una votación el 21 y 22 de octubre, «una vez que se conozca el resultado» de la cumbre europea. «Si consigo pactar un nuevo acuerdo con la UE, el Parlamento tendrá entonces la oportunidad de aprobar la ley necesaria para la ratificación del mismo antes del 31 de octubre», sostiene.
Esta polémica medida impedirá a los diputados británicos más pro UE -laboristas y liberales, principalmente- tener tiempo suficiente para intentar evitar que se produzca un Brexit sin acuerdo. La incertidumbre ante las últimas noticias ha provocado caídas de la libra, que ha llegado a descender más de un 1% contra tanto el dólar como el euro.