El Banco de la República de Colombia ha decidido mantener los tipos de interés en el 1,75%, aunque ha advertido que la falta de un ajuste fiscal por parte del Gobierno puede reducir el espacio de actuación de la política monetaria.
La junta directiva del banco ha señalad que debido a la situación fiscal y de endeudamiento público, de no lograrse el ajuste fiscal requerido en las finanzas públicas «se comprometería el acceso al financiamiento y aumentaría su costo, lo cual eventualmente reduciría el espacio de la política monetaria para seguir apoyando la recuperación de la actividad económica y el empleo».
En cuanto a la inflación, el banco central ha advertido de que parte del aumento reciente de la inflación, que se situó en el 3,3% en mayo, podría tener alguna persistencia y afectar las expectativas.
Sobre la actividad económica, el organismo ha indicado que en el primer trimestre la economía de Colombia alcanzó un crecimiento mayor al esperado y ese dinamismo se mantuvo en el mes de abril.
Los analistas han explicado que la tercera ola de coronavirus, los bloqueos a las vías y las protestas sociales derivadas de la propuesta de reforma tributaria trajeron como consecuencia una menor actividad económica en el segundo trimestre.
Sin embargo, el buen desempeño hasta el mes de abril justificó una revisión del pronóstico de crecimiento del PIB para este año del 6% al 6,5% en el escenario central. En ese escenario, el nivel de actividad económica seguiría siendo inferior al de 2019. Y las tasas de desempleo e informalidad se mantienen en niveles «particularmente altos».
La entidad también ha comentado que, a pesar del crecimiento de la demanda externa, se espera un mayor déficit de cuenta corriente consistente con el mejor dinamismo de la demanda interna.
Por otro lado, en relación a los mercados exteriores, el Banco de la República de Colombia mira a Estados Unidos, donde la inflación se mantiene por encima del 2% y genera «expectativas sobre la posibilidad de que se adelante el inicio de la normalización de la política monetaria en ese país, lo que tornaría las condiciones financieras internacionales menos favorables y afectaría el apetito por riesgo para inversiones en las economías emergentes».