El Consejo de Política Monetaria del Banco de Japón (BoJ) ha decidido mantener sin cambios su actual política monetaria de tipos de interés muy bajos hasta «al menos la primavera del año 2020», después de que la entidad haya revisado a la baja sus previsiones de crecimiento del PIB e inflación.
«El banco tiene la intención de mantener los actuales niveles extremadamente bajos de los tipos de interés a corto y largo plazo por un periodo prolongado de tiempo, al menos hasta alrededor de la primavera de 2020, teniendo en cuenta las incertidumbres respecto de la actividad económica, incluyendo la evolución de los acontecimientos internacionales y los efectos de la subida del IVA prevista», explicó la institución.
De este modo, el máximo órgano de política monetaria del Banco de Japón decidió por una mayoría de 7 votos contra 2 mantener una tasa de depósito del -0,1%, así como seguir adelante con sus compras de bonos por importe de 80 billones de yenes anuales (641.244 millones de euros) con el objetivo de limitar al 0% la rentabilidad de la deuda japonesa con vencimiento a diez años.
En este sentido, la entidad aseguró que evaluará los riesgos más relevantes para la política monetaria y adoptará los ajustes que considere apropiados, tomando en consideración la evolución de la economía y de los precios, así como de las condiciones financieras con vistas a alcanzar el objetivo de estabilidad de precios.
Esta postura más laxa del banco central nipón se produce después de que la institución haya revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para Japón, que en 2018 creció un 0,6%, tres décimas menos de lo estimado en enero, mientras que para el presente ejercicio espera que el PIB crezca un 0,8%, una décima menos que en enero, y que en 2020 se expandirá a un ritmo del 0,9%, frente al 1% anticipado anteriormente. De cara a 2021, el instituto emisor japonés prevé que el PIB crecerá un 1,2%.
En cuanto a los precios, el BoJ anticipa que la inflación se situará en 2019 en el 1,1%, en línea con lo previsto el pasado mes de enero, pero ha revisado una décima a la baja su anterior proyección para 2020, cuando prevé que los precios suban un 1,4%, mientras que para 2021 espera que la inflación alcance el 1,6%, aún por debajo del objetivo de estabilidad de la entidad.
En este sentido, el escenario base del banco central nipón contempla que la economía de Japón mantendrá su tendencia expansiva durante el horizonte analizado, hasta 2021, a pesar de verse afectada por la ralentización de la actividad de las economías internacionales, expresando su confianza en que las exportaciones, a pesar de mostrar cierta debilidad, seguirán creciendo de forma moderada, mientras que la demanda doméstica también crecerá, a pesar del impacto negativo derivado de factores como la subida del IVA prevista para el próximo mes de octubre.
El Gobierno de Japón acometió en abril de 2014 una primera subida del IVA, que pasó entonces al 8% desde el 5% en el que había permanecido estable durante 17 años, y tiene previsto elevar el impuesto el próximo mes de octubre al 10%, después de que el alza, prevista para 2017 fuera aplazada dos años por el primer ministro de Japón, Shinzo Abe.