Sabine Lautenschläger, representante alemana en el directorio del Banco Central Europeo (BCE), confía en que los tipos de interés subirán en verano o en otoño de 2019, de acuerdo con la evolución de los datos.
La también vicepresidenta del Consejo de Supervisión del BCE ha señalado que «podría ser en el verano o en el otoño, dependiendo de la información que recibamos de los datos entrantes. Sobre la base de la información actual, confío en que subiremos los tipos de interés el próximo año».
Lautenschläger ha defendido que, a pesar de la ralentización del crecimiento de la economía de la eurozona, las perspectivas para la región «no han cambiado significativamente» y los riesgos se mantienen en equilibrio.
En este sentido, considera que alargar el programa de compras de activos del BCE, conocido como QE y cuya finalización se prevé para este año, «no traería beneficios adicionales significativos», mientras que aumentarían los efectos colaterales negativos.
Lautenschläger ha señalado que «las reinversiones actuarán como un estímulo suficiente» y ha recordado que estas, unidas a las medidas en vigor, como las subastas a largo plazo de liquidez condicionada (TLTRO) y los bajos tipos de interés, van a garantizar el carácter expansivo de la política monetaria del BCE.
La banquera alemana es partidaria de que las compras de activos no formen parte de la «caja de herramientas» básica del BCE en un contexto como la eurozona, donde no existe una unión fiscal, económica o política. A su juicio, «debería ser una herramienta de último recurso».
Para finalizar, Sabine Lautenschläger ha dicho que el problema de los préstamos improductivos (NPL) es la prioridad a tratar en el sector desde su faceta de supervisora y ha asegurado que aún falta trabajo por hacer al respecto.
El BCE empezó a comprar activos de los bancos comerciales en marzo de 2015 como parte de sus medidas de política económica no convencionales. Estas compras de activos, que también se conocen como expansión cuantitativa, respaldan el crecimiento económico en la zona del euro y ayudan a volver a unos niveles de inflación inferiores, aunque próximos, al 2%.