Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, ha ofrecido ayuda financiera a Italia para la deuda pública de 2019.
De acuerdo a una información que ha publicado ‘Il Corriere della Sera’, Trump le habría ofrecido esta ayuda al primer ministro italiano, Giuseppe Conte, durante la visita que realizó a la Casa Blanca hace unas semanas.
Sin embargo, el diario ha agregado que Conte no habría precisado en qué consiste exactamente la oferta de Estados Unidos y si tiene alguna posibilidad de materializarse, porque Washington no cuenta con un fondo de soberano para canalizar sus inversiones y tampoco tiene el poder de coordinar inversiones de fondos o bancos del sector privado.
La presión sobre Italia aumenta en la medida en que se acerca la fecha de la presentación del borrador presupuestario, más aún después de la salida de los inversores internacionales.
El pasado mes de junio, los inversores internacionales aceleraron la salida de sus carteras de la deuda italiana, reportando una reducción neta récord de 38.273 millones de euros, superando en un 13,5% el recorte de 33.703 millones del mes anterior, que ya había supuesto entonces la mayor caída mensual recogida por los datos del Banco Central Europeo (BCE).
Esta incertidumbre ha llevado a Moddy’s a ampliar el periodo de evaluación con vistas a una potencial bajada del rating ‘Baa2’ de la deuda a largo plazo de Italia, en vigilancia desde el pasado 25 de mayo, con el objetivo de contar con «mejor visibilidad» sobre la dirección de las políticas del nuevo Gobierno.
La agencia de calificación ha dicho que está esperando conocer las previsiones macroeconómicas y los planes del Ejecutivo para los tres próximos años.
Por otro lado, Moody’s ha rebajado sus previsiones de crecimiento para Italia en 2018 y 2019 ante el menor ímpetu de la economía, porque prevé que la economía crecerá este año a un ritmo del 1,2%, tres décimas por debajo de su anterior pronóstico, mientras que en 2019 el PIB se expandirá un 1,1% en vez del 1,2% inicialmente proyectado.
En relación a los bonos a diez años, la rentabilidad exigida alcanzó a finales del pasado mes de mayo el 3,388%, relajándose ligeramente a continuación hasta algo por encima del 3% actual, lo que supone un diferencial respecto al ‘bund’ de unos 270 puntos básicos, frente a unos 150 puntos básicos al finalizar el año pasado.