El Banco Central Europeo (BCE) está dispuesto a ampliar o extender su programa de compra de bonos si es necesario, para mantener la inflación de la eurozona en el 2%.
El economista jefe y miembro del Comité Ejecutivo de la institución, Peter Praet, ha explicado que la decisión se tomaría si la caída de las materias primas y la ralentización de la economía global amenazan los objetivos de inflación del banco central.
La inflación en la eurozona fue de apenas el 0,2% en julio, y la ralentización de China, el desplome del petróleo y las turbulencias en las bolsas mundiales ponen más presión a la baja sobre los precios.
La semana que viene se celebra la próxima reunión de la institución, y los inversores estarán muy atentos a las palabras del presidente del BCE, Mario Draghi, tras las turbulencias de las últimas jornadas.
«Los recientes acontecimientos en la economía mundial y en los mercados de materias primas han incrementado los riesgos a la baja para obtener un camino sostenible hacia una inflación del 2%», aseguró Praet ante un grupo de periodistas. «No debe haber ninguna ambigüedad sobre la disposición y la capacidad para actuar si es necesario».
El BCE está dispuesto a aplicar más medidas en caso de que sea necesario y a llevar hasta el final el programa de compra de grandes cantidades de deuda, aseguró su vicepresidente.
El BCE está comprando 60.000 millones de euros al mes en bonos gubernamentales y corporativos, así como en ABS (deuda respaldada por activos) bajo su programa de estímulo (quantitative easing, o QE por sus siglas en inglés), que en principio debería estar en vigor hasta septiembre de 2016.