El Banco de Rusia ha decidido subir 100 puntos básicos la tasa de referencia para sus operaciones, que pasará a situarse en el 6,50%, en lo que representa el mayor endurecimiento de la política monetaria rusa desde la crisis de 2014 ante el aumento de las presiones inflacionistas, lo que puede hacer necesarias nuevas subidas de tipos, según ha advertido la institución.
El organismo presidido por Elvira Nabiullina ha justificado la decisión por el «desplazamiento significativo del balance de riesgos», que puede provocar que la inflación se desvíe por encima de la meta de estabilidad del 4% durante un período más largo.
La entidad ha indicado que los riesgos proinflacionarios a corto plazo también están asociados con la mayor volatilidad en los mercados globales causada en parte por diversos desarrollos geopolíticos, que pueden afectar el tipo de cambio y las expectativas de inflación.
«Además, dado que la recuperación económica mundial está avanzando a un ritmo más rápido de lo esperado y ya no existe la necesidad de políticas acomodaticias sin precedentes en las economías avanzadas, es posible una normalización de la política monetaria más temprana en estos países, lo que puede convertirse en un impulsor adicional del crecimiento de la volatilidad en los mercados financieros mundiales», ha advertido.
De este modo, la institución ha adelantado que si la situación se desarrolla de acuerdo con el pronóstico de referencia «considerará la necesidad de un aumento adicional de las tasas clave en sus próximas reuniones».
Teniendo en cuenta la situación en la economía de Rusia y mundial, así como la decisión de julio de la OPEP+ de expandir la producción de petróleo, el Banco de Rusia pronostica un crecimiento del PIB de entre el 4% y el 4,5% en 2021, que en 2022 y en 2023 pasará a ser de entre un 2% y un 3%.