Moody’s ha rebajado la pasada semana a «negativa» la perspectiva de los bancos alemanes, debido al debilitamiento de la rentabilidad y de la solvencia de las entidades en un entorno de bajos tipos de interés.
Bernhard Held, analista de Moody’s, ha explicado que «la débil rentabilidad de los bancos caerá aún más a medida que bajan los ingresos por intereses netos» y ha señalado las dificultades para cubrir costes de las entidades comerciales, en particular, de aquellas que dependen de los depósitos para financiarse en un entorno de bajos tipos de interés.
En este sentido, los bancos pequeños, financiados casi exclusivamente a través de depósitos, serán los más afectados, porque sus préstamos y valores seguirán viendo caer los tipos de interés vinculados, mientras que los intereses abonados por los depósitos minoristas se encuentran cerca del 0%.
Moody’s ha dicho que «los bancos alemanes han tenido escaso éxito en la mejora de su ratio de costes sobre ingresos, que alcanzó el 80% en 2018» y no espera una mejoría en el corto plazo.
La agencia de calificación ha destacado lo costoso que está resultando para las entidades financieras de Alemania el incremento de los depósitos de sus clientes, que se han elevado debido a la ausencia de alternativas de ingresos a través de la renta fija y la poca disposición de los ciudadanos para invertir en acciones o fondos.
Los analistas de Moody’s han apuntado que «ante las persistentes tasas ultrabajas, un número creciente de bancos minoristas alemanes están considerando cobrar intereses negativos a sus mayores depositantes particulares».
Por otro lado, la agencia ha indicado que «la capacidad de repago de los prestatarios seguirá siendo elevada, gracias a los bajos tipos de interés, la buena marcha del mercado laboral y la fortaleza de la demanda doméstica, mientras que el carácter conservador del crédito a sectores más sensibles al ciclo económico supone que cualquier incremento de los préstamos problemáticos será gradual».
Moody’s estima que el PIB de Alemania va a crecer un 0,6% este año y se acelerará un 1% en 2020, como respuesta a la evolución del comercio global, cuyo debilitamiento ha llevado a los analistas de la agencia a recortar su perspectiva para sectores como el automóvil y sus proveedores, la industria química y las manufacturas.