Reino Unido y Canadá han llegado a un acuerdo comercial post-Brexit para proteger el flujo de bienes y servicios por valor de 27.000 millones de dólares (22.771 millones de euros).
Mientras el Reino Unido sigue con los preparativos para finalizar su transición fuera de la Unión Europea el 31 de diciembre, muchos acuerdos bilaterales de renovación se han estado negociando para poder mantener el comercio, y muchos de ellos reemplazan los términos que el mismo bloque ya había acordado.
Boris Johnson, el primer ministro británico, se ha unido al canadiense Justin Trudeau y a sus respectivos ministros de comercio en una llamada telemática para marcar el acuerdo, que allana el camino para un pacto más específico que cubra más áreas como el comercio digital, las pequeñas empresas, el medio ambiente y el empoderamiento económico de la mujer.
la secretaria para el Comercio Internacional de Reino Unido, Liz Truss, ha dicho en un comunicado que “el acuerdo de hoy sustenta un comercio de 20.000 millones de libras esterlinas (22.386 millones de euros) y asegura miles de puestos de trabajo”.
Mary Ng, su homóloga canadiense, ha señalado que el acuerdo de transición “reproduce en gran medida” el acuerdo de la UE sobre las reducciones arancelarias y las disposiciones en materia de trabajo y medio ambiente.
Además, ha agregado que “queremos un acuerdo comercial ambicioso y de alto nivel con el Reino Unido”. Canadá quería términos similares al acuerdo de la UE.
El Reino Unido es el quinto mayor socio comercial de Canadá, después de los Estados Unidos, China, México y Japón.
Johnson está tratando de dar forma a un nuevo “Reino Unido global” que pueda salir adelante por sí solo y negociar mejores acuerdos comerciales que la UE, como parte de lo que dice son los beneficios de su decisión histórica de abandonar el bloque comercial más grande del mundo.
En menos de dos años, Reino Unido ha suscrito acuerdos comerciales con 53 países, que representan 164.000 millones de libras (183.571 millones de euros) del comercio bilateral británico. Los críticos de Johnson señalan que muchos de ellos son iguales a los acuerdos de la UE.
El Acuerdo de Continuidad del Comercio entre el Reino Unido y Canadá deberá someterse a controles legales finales antes de ser firmado.