Estados Unidos ha decidido poner fin a las exenciones de las que disponían ocho países para importar libremente petróleo procedente de Irán, según ha anunciado el secretario del Departamento de Estado del país norteamericano, Mike Pompeo.
En concreto, los Estados que hasta ahora tenían carta blanca para importar crudo iraní (China, India, Taiwán, Turquía, Japón, Corea del Sur, Grecia e Italia) tendrán que sumarse al embargo económico y petrolero aprobado por Washington a partir del próximo 1 de mayo.
Pompeo ha alertado a todos los países que mantengan sus lazos económicos o petroleros con Irán de que «los riesgos no van a hacer que merezcan la pena los posibles beneficios».
Asimismo, el país ha anunciado un acuerdo con Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos para «asegurar» que los mercados globales de petróleo se mantienen suministrados de manera «adecuada», según ha explicado la Casa Blanca en un comunicado. De esta forma, los tres productores incrementarán su bombeo para compensar las exportaciones de Irán.
Según ha especificado Pompeo en rueda de prensa, Estados Unidos y sus aliados están ya trabajando «directamente» con los antiguos clientes de Irán para proporcionarles el petróleo que demandan. El secretario del Departamento de Estado ha asegurado que el pleno cumplimiento de las sanciones llevará a 10.000 millones de dólares (8.888 millones de euros) al año los ingresos petroleros de Irán, frente a los 50.000 millones de dólares (44.441 millones de euros) anteriores.
De esta forma, la Administración Trump se ha mostrado «determinada» a expandir la presión económica sobre Teherán con el objetivo de «llevar a cero» las exportaciones de crudo procedente de Irán, negando así la principal fuente de ingresos del país de Oriente Próximo.
El pasado 5 de noviembre, Estados Unidos eximió a esos ocho países de cumplir el embargo a las exportaciones de petróleo de Irán que entraron en vigor ese mismo día debido a sus «circunstancias especiales», así como a que era necesario para «asegurar» que el mercado de crudo estuviera «bien abastecido».
Varios medios estadounidenses habían publicado previamente la decisión tomada por el Ejecutivo de Donald Trump, lo que ha provocado que el precio del barril de Brent, de referencia para Europa, haya llegado a alcanzar un máximo de 74,31 dólares, más de un 3% por encima del precio de cierre del pasado jueves y su mayor precio desde el 1 de noviembre de 2018.
De su lado, el barril West Texas Intermediate, de referencia para el país norteamericano, ha escalado hasta los 65,87 dólares en las vísperas del anuncio, un 2,5% más con respecto al último cierre de mercado y la mayor cifra registrada desde el 31 de octubre de 2018.