El Banco Central Europeo (BCE) ha elevado la capacidad de crédito de los bancos de Grecia hasta los 1.500 millones de euros.
Las entidades bancarias helenas prácticamente solo pueden financiarse a través de mecanismos de liquidez de emergencia (ELA), desde que el BCE cesara de recibir bonos griegos para las operaciones de refinanciación. Estos créditos de emergencia implican intereses muchos más elevados que los préstamos comunes del BCE, y en la situación de Grecia estos créditos comportan un alto riesgo.
Este aumento sería el más elevado que se ha otorgado. La semana pasada el BCE ya este había aumentado este monto hasta 800 millones de euros. Mario Draghi, presidente del BCE, comentó hace unos días que Grecia continuaría teniendo acceso a estos fondos mientras se considere que los bancos son solventes y poseen suficientes activos que sirvan como garantía.
Christian Noyer, miembro del concejo de gobierno del BCE, hizo hincapié en que el apoyo solo puede ser temporal y que en consecuencia Grecia deberá resolver sus problemas prontamente. Vita Vasiliauskas, también miembro del consejo de gobierno y gobernador del Banco Central de Lituania, sumó al cometario anterior que la entidad europea no debería extender este tipo de crédito más allá del verano.
El último escalón del apoyo a Grecia correspondería con un desembolso de 7.200 millones de euros, cantidad que el país heleno no ha logrado conseguir en las negociaciones con sus acreedores. Antes de que estas nuevas facilidades de liquidez llegan al rescate, Grecia deberá devolver dos tramos del préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) por un valor aproximado de 1.000 millones de euros, el próximo mes de mayo, así como asumir los pagos correspondientes a salarios y pensiones que mensualmente se incrementan en cerca de 1.ooo millones de euros.