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Fedea observa «cierta fragilidad» en las comunidades autónomas

Fedea observa "cierta fragilidad" en las comunidades autónomas

Fedea observa «cierta fragilidad» y «limitado» margen de maniobra en las comunidades autónomas frente a una posible desaceleración de la economía.

En opinión de Fedea, esta debilidad es resultado de la elevada deuda autonómica, ya que, medida en relación con la renta nacional, se ha multiplicado por cinco en menos de una década. Los factores de mejora presupuestaria, como los bajos tipos de interés y las ayudas estatales a la deuda autonómica, no se sostendrán a medio plazo, avisa.

Así se desprende de un estudio sobre las finanzas autonómicas entre 2003 y 2018, elaborado y publicado por Ángel de la Fuente (Fedea) e Instituto de Análisis Económico (CSIC), que señala que en este período las finanzas autonómicas han cerrado un ciclo completo, volviendo en 2018 a una situación similar a la observada en 2003 en términos de sus niveles de gasto, ingreso y déficit.

Sin embargo, avisa de que la herencia de la «gran recesión» ha dejado las cuentas autonómicas en una situación «bastante más frágil que la de partida» y con un margen de maniobra «limitado» si los síntomas de desaceleración observados en los últimos meses se confirman y acentúan en los próximos trimestres.

El informe ve como «lo más preocupante» a medio y largo plazo que la deuda autonómica, medida en relación a la renta nacional, se ha multiplicado por cinco en menos de una década, habiéndose estabilizado en estos últimos años de recuperación en torno al 25% del PIB.

Además, advierte de que la reciente mejora del saldo presupuestario autonómico se apoya en buena parte en factores «difícilmente sostenibles a medio plazo».

Entre ellos, cita los «anormalmente bajos» tipos de interés de los últimos años, las subvenciones estatales a los intereses de la deuda autonómica a través del FLA y del resto de los llamados mecanismos adicionales de financiación y unos niveles muy reducidos de inversión que «no se pueden sostener durante mucho más tiempo sin efectos adversos sobre muchos equipamientos públicos y la calidad de los servicios que estos ayudan a prestar».

En concreto, explica que el gasto autonómico en intereses aumentó rápidamente a partir de 2007, reflejando el incremento de la deuda y la subida de la prima de riesgo, pero se contuvo en 2013 y descendió rápidamente después con la puesta en marcha del FLA y del resto de los mecanismos adicionales de financiación que «han absorbido durante los últimos años buena parte de la carga de intereses de la deuda autonómica».

«La gradual eliminación de estas ayudas en los próximos años presionará al alza el gasto autonómico», advierte Fedea, que apunta como otro factor de debilidad el bajo nivel de inversión que observamos en los últimos años, especialmente porque, aunque el déficit de 2018 es muy similar al de 2003, la inversión actual es menos que la mitad de la observada entonces, lo que supone un ahorro de más de un punto del PIB.

Dado que esta situación se prolonga ya durante más de un lustro, la necesidad de aumentar la inversión para evitar el deterioro del stock de capital público «presionará también sobre el gasto en los próximos años», avisa.

Aunque todas las autonomías han aumentado su deuda muy sustancialmente durante la crisis, hay diferencias muy importantes entre ellas que han ido aumentando con el tiempo en términos absolutos pero no relativos.

En la actualidad, las autonomías menos endeudadas en relación a su PIB son Madrid, Canarias y las comunidades forales, mientras que las que soportan una mayor carga de deuda son Murcia, Cataluña, Castilla la Mancha y, sobre todo, Valencia, que se sitúa por encima de un «preocupante» 40% del PIB. Entre el comienzo y el final del período (2003-2018), el peso de la deuda se ha multiplicado por 12 en Castilla-La Mancha y por algo menos de 2,5 en Madrid y Galicia.

En cualquier caso, el conjunto de las CC.AA. presentó en 2018 un déficit presupuestario de 0,23 puntos del PIB agregado, con una reducción de en torno al 36% en relación al dato provisional de 2017, que se cerró con un déficit del 0,36%.

El objetivo de déficit de 2018 era del 0,40%, dos décimas menos que el de 2017, por lo que el resultado supuso que, en su conjunto, las CC.AA. cumplieron «con holgura» la meta presupuestaria. De hecho, salvo cuatro excepciones (País Vasco, Baleares, Navarra y Valencia), las comunidades autónomas mejoraron sus resultados en relación al año anterior.

Trece de ellas cumplieron el objetivo de déficit y dos más se quedaron a sólo unas centésimas de hacerlo, dejando solo a Valencia y Murcia con déficits muy superiores al objetivo.

Según Fedea, el «abultado» superávit de Canarias refleja «ciertas mejoras» en el tratamiento de los llamados recursos REF propios de esta comunidad en el sistema de financiación autonómica, así como una sentencia judicial favorable a la comunidad en relación con el convenio de carreteras con el Estado.

El informe de Fedea señala asimismo que el superávit de las comunidades forales ha descendido «apreciablemente» desde el máximo de 2017, que fue consecuencia de los ajustes retroactivos a las liquidaciones del cupo y a la aportación de años anteriores.

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