El Bundesbank ha advertido que la economía de Alemania está destinada a recaer en recesión, porque es probable que la actividad económica del país se haya reducido entre los meses de enero y marzo, después de la contracción del 0,7% registrada a finales de 2021.
En su boletín mensual el Bundesbank dice que «es probable que la producción económica alemana vuelva a disminuir notablemente en el trimestre de invierno de 2022, según la evaluación de los expertos» y señala el impacto de la variante ómicron en la actividad y el comportamiento de los agentes económicos.
Sin embargo, los expertos han señalado que la última ola de la pandemia apenas ha dejado huellas en el mercado laboral, permitiendo la recuperación del empleo.
De esta forma, y en vista de la buena situación de la demanda, el banco central confía en que la economía volverá a acelerarse en primavera, «siempre que la pandemia disminuya y los cuellos de botella en el suministro se alivien».
Los analistas del Bundesbank aseguran que «desde la perspectiva actual, el panorama económico es solo un poco menos favorable de lo esperado en las proyecciones de diciembre de 2021, a pesar de la mayor carga provocada por la pandemia y la alta inflación».
En relación a la evolución de los precios, el banco central de Alemania ha informado que la tasa de inflación se ha moderado en enero «comparativamente poco», a pesar de finalizar el efecto de base a raíz de la reducción del IVA aplicada en el segundo semestre de 2020 y que trajo como consecuencia un alza de la tasa de inflación en 2021.
En este sentido, el organismo considera que el encarecimiento de la energía ha sido la causa principal del nivel elevado de inflación y ha advertido que se trata de una tendencia que podría continuar.
El boletín del Bundesbank dice que «en los próximos meses, es probable que la inflación se mantenga alta en un contexto de inflación significativa a nivel mayorista», así como de mayores costes de transporte y mayores precios de las materias primas.
No obstante, el Bundesbank ha destacado que no se trata de un «fenómeno alemán», porque existe una tendencia alcista de los precios en muchos países, lo que ha llevado a muchos a endurecer su política monetaria o, al menos, han prometido hacerlo.