Finalmente. Después de meses y meses de negociaciones y inestabilidad política y social en Atenas, el Eurogrupo por fin le dio luz verde al segundo paquete de rescate a Grecia, no sin antes aprobar unas muy difíciles medidas de austeridad y ceder una parte de su autonomía fiscal a Bruselas, que desconfía de la responsabilidad del gobierno griego para cumplir con sus obligaciones, incluso ahora que el tecnócrata Lucas Papademos se encuentra al mando. El nuevo paquete de rescate, de 130.000 millones, permitirá que el país helénico afronta vencimientos por 14.500 millones de euros a mediados del mes de Marzo, que, de no haber podido pagar, hubieran llevado al país a una sucesión de pagos con consecuencias que podrían ser bastante severas para toda la Unión Europea.
El Ministro de Finanzas del país, Evangelos Venizelos, señaló este Martes que Grecia ha dado el paso más importante en la historia desde el fin de la segunda guerra mundial, haciendo hincapié en que se ha evitado un «escenario de pesadilla». «Me preguntó que es lo que hubiera pasado en Grecia, en la eurozona, en Europea y en la economía de todo el mundo si, después de 15 horas de negociaciones, no se hubiera aprobado el nuevo paquete de rescate. Tenemos una nueva oportunidad y debemos aprovecharla al máximo», señaló el responsable de las finanzas de Grecia desde una conferencia de prensa en Atenas.
El Gobierno griego no sólo ha tenido que aprobar numerosos planes de austeridad y recortes, sino que, bajo fuertes presiones de Alemania, ha tenido que aceptar que exista una cuenta bloqueada destinada a que la prioridad del dinero sea satisfacer los intereses de la deuda, dejando cualquier otro gasto del país en segundo plano. Además, un comisario especial comprobará que se apliquen todas las reformas necesarias. Además, se han tenido que comprometer a que, sin importar quien gane las próximas elecciones, los compromisos con respecto a la deuda tendrán que respetarse sin ningún cambio.
El Comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, aseguró que este nuevo rescate viene acompañado de «una condicionalidad rigurosa para asegurar el control efectivo del programa de ayuda, con una presencia permanente de los organismos internacionales en Grecia y la creación de una cuenta bloqueada para satisfacer los pagos de la deuda». El objetivo sigue siendo el mismo: que la deuda llegué al 120% del PIB para 2020, aunque es difícil saber si se logrará puesto que no se sabe cuando se saldrá de la dura recesión que actualmente azota al país, ni que tan fuerte será su recuperación.