La nómina de los emprendedores jubilados lleva desde 2018 subiendo más que la de los que trabajan con contrato, algo que puede responder a una mejora de la actividad tras la crisis financiera o a que se jubilan emprendedores que acumulan mejores carreras de cotización. Pero el excepcional repunte de 2023 responde ante todo a la subida del 8,5% de las pensiones en 2023.
Pero al trasladar esta variación del 9,49% a euros nos encontramos una cantidad de 79,5 euros, mientras que en los asalariados el incremento es de 125,9 euros. Esta desigualdad hace que, pese a la mejoría, la brecha se mantenga por encima de un umbral que no ha logrado bajar desde julio de 1993. Aunque se sitúa muy lejos del 45% que llegó a alcanzar en la crisis financiera, la cuestión es cuándo logrará romper este tope para empezar a igualar ambos tipos de trabajadores.
La incógnita de los ingresos reales
Porque el pasado año también trajo un cambio en el sistema de cotización de los autónomos, que pasa a estimarse sobre los ingresos reales, calculada en diversos tramos. Pero el sistema se irá desplegando progresivamente hasta 2032. En 2024, por ejemplo, supondrá que los trabajadores por cuenta propia pagarán a la Seguridad Social unas cuotas mensuales que oscilarán desde los 225 a los 530 euros, dependiendo de sus rendimientos netos.
Antes, los autónomos tenían libertad para elegir la base de cotización, con lo cual la mayoría acaban optando por la mínima. Esto se traducía en un ahorro de costes pero que acababa lastrando sus pensiones. Corregir este sistema para mejorar la protección futura sin lastrar los negocios actuales ha sido una demanda histórica del colectivo.
El plan presentado por el ex ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá y continuado por sus sucesora Elma Saiz fue recibido de manera desigual por las organizaciones de trabajadores autónomos, aunque su efecto en las pensiones no se percibirá de inmediato, debido a su implantación progresiva.
En ese sentido, la reducción de la brecha se puede explicar, al igual que ha ocurrido con los salarios, no solo porque el Gobierno ha decretado una importante subida de las pensiones (aunque se ha reducido al 3,8% en 2024), sino porque se retiran trabajadores que han obtenido mayores ingresos y cotizaciones acumuladas. Aunque en términos reales estas ganancias se vean históricamente muy matizadas por la inflación. La duda es hasta cuándo esta evolución será sostenible.
España cerró 2023 con 16.368.040 afiliados medios en el Régimen General (excluyendo los sistemas especiales agrario y empleadas del hogar por cuenta ajena) y 3.344.369 al de los autónomos. Pero mientras los primeros han crecido en 545.503 y alcanzan su máximo de la serie histórica los segundos han solo lo han hecho en 15.966 y siguen por debajo de los máximos anotados en 2008. Esto apunta a un estancamiento de los autónomos que casa mal con el discurso que destaca su papel en el tejido productivo español.