El Banco de Japón ha defendido los tipos de interés negativos, y ha descartado la posibilidad de que la institución abandone en el corto plazo su política al respecto, porque esta medida contribuye a alcanzar la meta de inflación del 2%.
El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, ha admitido durante su intervención en el Parlamento que «hay varios debates sobre la política de tipos negativos del BoJ» y ha destacado que «por el momento se trata de un paso necesario que forma parte del plan de relajación monetaria a gran escala».
Además, Kuroda ha dicho que no es necesario aumentar estos estímulos monetarios porque el plan de relajación es suficiente para impulsar la inflación hacia el objetivo que se ha fijado la entidad.
El gobernador del Banco de Japón ha dicho que «no hay necesidad de dar pasos adicionales. Lo que es importante es garantizar que nuestra política es sostenible, con la mirada puesta en el equilibrio entre los pros y los contras».
En 2016, el Banco de Japón introdujo tipos negativos con una tasa a corto plazo del -0,1% y los tipos de interés a largo plazo en torno al 0% para estimular la inflación.
Ante el Parlamento, Kuroda dijo que «la posibilidad de que la inflación alcance el 2% en 2020 es pequeña», aunque ha dicho que el crecimiento de los salarios y los precios «probablemente se acelerará» si la economía sigue en buena forma y la tasa de paro continúa en mínimos históricos.
El Consejo de Política Monetaria del BoJ tomó la decisión, en su última reunión, de mantener sin cambios su actual política monetaria, que incluye un tipo negativo a los depósitos y la adquisición de deuda pública, para alcanzar una inflación del 2%.
El BoJ decidió, por una mayoría de 7 votos contra 2, mantener una tasa de depósito del -0,1%, así como seguir adelante con sus compras de bonos por 80 billones de yenes anuales (623.637 millones de euros) para limitar la rentabilidad de la deuda japonesa con vencimiento a diez años en torno al 0%.