El Banco de Japón ha decidido mantener sin cambios su política monetaria de tipos de interés muy bajos, con el objetivo de apuntalar la actividad económica y las expectativas de inflación. El Consejo de Política Monetaria no ha ofrecido pistas de que pueda reforzar sus medidas de estímulo en un futuro.
El máximo órgano de política monetaria del Banco de Japón ha decidido, por una mayoría de 7 votos contra 2, mantener una tasa de depósito del -0,1%. Además, han acordado seguir adelante con sus compras de bonos por importe de 80 billones de yenes anuales (656.045 millones de euros) con el fin de limitar al 0% la rentabilidad de la deuda japonesa con vencimiento a un plazo de diez años.
El Banco de Japón ha analizado la economía local y ha manifestado su confianza en que el PIB seguirá expandiéndose a un ritmo moderado, a pesar del impacto de la ralentización registrada a nivel internacional, que considera «tendrá un impacto limitado» en la demanda doméstica.
El ente central ha advertido que «las economías internacionales han crecido de forma moderada en su conjunto, aunque se han seguido observando desaceleraciones».
A pesar de la debilidad que se prevé para los próximos meses respecto a las exportaciones japonesas, el Banco de Japón ha dicho que confía en un «moderado aumento» de las mismas a medida que se recuperen las economías de sus socios comerciales.
En relación a la evolución de la inflación, el banco espera que aumente de forma gradual hasta el 2%, a pesar de la debilidad prevista para los precios del petróleo.
Por otro lado, el Banco de Japón ha dicho que los principales riesgos para sus perspectivas están relacionados con la evolución de las economías emergentes y exportadoras de materias primas, incluida China, así como también los efectos del proteccionismo o el impacto de la retirada del Reino Unido de la Unión Europea.