El Banco de Japón ha decidido mantener su política monetaria, a pesar de la tendencia que han tomado otros bancos centrales de estimular el crecimiento en el actual contexto de incertidumbre.
El comité de política monetaria ha anunciado que mantendrá su tasa de interés de referencia a corto y medio plazo del -0,1 % para los depósitos de los bancos, y un control de la curva de rendimientos para mantener en torno al 0 % los tipos a largo plazo.
Además, continuará con su programa de compra masiva de activos «de manera flexible» para que el remanente se incremente a un ritmo anual de 80 billones de yenes (670.000 millones de euros) y alcanzar su meta de situar la inflación en el 2 %.
Esta decisión se ha tomado horas después de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunciara un nuevo recorte de tasas de interés en respuesta a su prolongada disputa comercial con China, y después de que el Banco Central Europeo (BCE) recortara los tipos de interés por primera vez en más de tres años la semana pasada.
La entidad financiera ha detallado en su informe que tiene intención de seguir con el programa de estímulos adoptado en el año 2013 «tanto tiempo como sea necesario» para perseguir su esquivo objetivo, y que seguirá «expandiendo su base monetaria hasta que el incremento interanual del IPC exceda el 2 % y se mantenga de forma estable».
El ente central ha confirmado que prevé mantener su actual política de tipos negativos «al menos hasta la primavera de 2020, teniendo en cuenta las incertidumbres sobre la actividad económica y los precios, incluidos la evolución de las economías extranjeras y los efectos de la prevista subida del IVA» en el país a partir de 1 de octubre.
El Banco de Japón ha señalado que, a pesar de verse afectado por la desaceleración económica de otros países, estima que la economía local siga «una tendencia de expansión moderada».