Japón ha recortado sus previsiones de crecimiento e inflación para el año fiscal actual y para el próximo, como consecuencia de los desastres naturales y una menor demanda de las exportaciones.
Esta rebaja de las previsiones se ha presentado después de que se dieran a conocer datos decepcionantes trimestrales de PIB y pedidos de maquinaria que han puesto de relieve los crecientes riesgos a la baja debido a la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
El Gobierno de China va a utilizar los pronósticos para finalizar el presupuesto del próximo ejercicio fiscal que comienza en abril, que podría plantear a los responsables políticos numerosos desafíos mientras el país se prepara para subir el IVA.
La Oficina del Gabinete nipón ha dicho que la economía va a crecer un 0,9 por ciento en el año fiscal 2018 que se cierra el próximo marzo y en el año fiscal 2019, la economía se expandirá un 1,3 por ciento, según la nueva proyección.
En relación a la inflación al consumidor, el Gobierno de Japón espera que el IPC se eleve hasta el 1,0 por ciento en el actual ejercicio, frente a un pronóstico anterior del 1,1 por ciento. Para el 2019, estima que la tasa será del 1,1 por ciento, frente a un objetivo anterior del 1,5 por ciento.
Por otro lado, prevén que el consumo privado se expanda un 0,7 por ciento en 2018 y se acelere a un crecimiento del 1,2 por ciento en 2019, a medida que los consumidores se vayan liberando del impacto del fuerte terremoto y las inundaciones del pasado mes de septiembre.
El Gobierno de Japón subirá en 2019 el IVA nacional al 10 por ciento desde el 8 por ciento con el fin de contribuir al creciente coste del estado de bienestar.
Además, está analizando la posibilidad de fijar exenciones fiscales y partidas de estímulo en el gasto para compensar cualquier impacto negativo en el consumo.