Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, ha afirmado que la inflación de la zona euro podría acelerarse más despacio de lo esperado.
La economía de la eurozona se ha desacelerado en los últimos meses, ante la demanda más débil de China, unos tipos de interés más altos para los que piden prestados dólares a nivel global y unos mercados de bonos en Italia nerviosos, donde el nuevo gobierno quiere aumentar el gasto.
Draghi considera que no existen motivos para esperar que la economía de la eurozona deje de expandirse y afecte el crecimiento de los precios. No obstante, ha advertido sobre la presencia de una mayor incertidumbre en torno al panorama.
Durante una conferencia bancaria, Draghi ha asegurado que “si las empresas empiezan a sufrir más incertidumbre sobre el panorama de crecimiento e inflación, la presión en los márgenes podría ser más persistente”.
En este sentido, ha agregado que “esto afectaría a la velocidad con la que inflación subyacente repunta y, por tanto, a la tendencia inflacionaria que esperamos ver en los próximos trimestres. Las incertidumbres en torno al panorama a medio plazo han aumentado”.
El BCE considera que los riesgos del panorama de crecimiento siguen bastante equilibrados y Draghi ha explicado que la situación se va a revisar en diciembre, cuando se conozcan las nuevas estimaciones de crecimiento e inflación.
El Banco Central Europeo culminará con su programa de compra de bonos por 2,6 billones de euros a finales de este año y ha llevado a los inversores a esperar que en algún momento de 2019 se apruebe la primera subida de tipos de interés desde 2011.
Draghi ha alertado de que “si las condiciones financieras o de liquidez se ajustan excesivamente o si el panorama inflacionario se deteriora, nuestra función de reaccionar está bien definida (…). Esto debería verse reflejado en un ajuste en la tendencia esperada de los futuros tipos de interés”.