La pandemia del coronavirus, que ya cuenta con más de 200.000 afectados en todo el mundo, ha supuesto un duro golpe a las ya frágiles economías latinoamericanas.
Y es que, pese a no tener un número de afectados similares a Europa o China, las restricciones en vuelos internacionales, el cierre de fronteras de algunos países, las cuarentenas a las que la ciudadanía se ha visto sometida y el desplome de los precios del petróleo han provocado estragos económicos en países como Brasil, Argentina, Colombia o Chile.
Antes de la crisis del Covid-19, las previsiones de crecimiento para Latinoamérica, excluyendo Venezuela, eran del 1,8%, según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En concreto, la entidad señalaba como factores de debilidad de la región el bajo nivel de inversión en los países, el poco crecimiento de la productividad y un ambiente «débil» o poco propenso a los negocios, así como la baja calidad de las infraestructuras.
Para combatir la pandemia, los países del continente han tomado diferentes medidas en busca de soluciones para aliviar sus respectivas economías, garantizar la producción, los puestos de trabajo y salvar sus monedas, entre otras medidas.