En medio de la actual situación de debilidad del euro, se ha venido especulando con la posibilidad de una Unión Europea que funcione a dos velocidades. Algunos apuestan por un euro diferente para los países más «débiles», mientras que otros ven con buenos ojos el quitarle a estos países su influencia en la organización. Finlandia, uno de los países que aún conserva la máxima nota crediticia, se ha mostrado a favor de esto último, al sugerir a través de su ministro de Asuntos Europeos, Alex Stubb la creación de un «euro darwinista».
De acuerdo a Stubb, el euro ya de por sí es una moneda darwinista, con un mercado que premia a aquellos países que han mantenido una nota crediticia de «AAA», mientras que castiga a aquellos que han sido irresponsables con sus finanzas públicas. En sus propias palabras, «la supervivencia del más fuerte prevalece». Stubb argumenta que, gracias a esto, el núcleo de Europa no es político, sino completamente económico, al estar regido por los países que aún conservan la máxima calificación crediticia. Por todo esto, se ha mostrado a favor de que las sanciones para los países que ponen en peligro la moneda única a propósito o por negligencia sean más fuertes, así como de una pérdida de control de sus presupuestos si las cosas se salen de control, algo similar a lo que proponía Van Rompuy hace unos días. Para este propósito, también ha defendido la idea de un «zar presupuestario».
«La crisis ha llevado a una cooperación económica más estrecha entre los países del euro y ha dado un incentivo adicional a todos los miembros del euro por cumplir las reglas», ha declarado Stubb en el Colegio Europeo de Brujas.
Actualmente, los países de la zona euro que siguen conservando la máxima calificación crediticia son Francia, Países Bajos, Alemania, Finlandia, Luxemburgo y Austria.