El Primer Ministro de Francia, Manuel Valls, va a establecer una serie de reformas económicas que incluyen normas para, por ejemplo, ampliar las horas de comercio y desregular ciertos sectores.
El objetivo es impulsar el crecimiento, y persuadir a la Comisión Europea (CE) para que le dé a París más tiempo para poner sus finanzas públicas en línea con las reglas de la Unión Europea (UE). Esta medida ha provocado el reclamo de los legisladores del Partido Socialista, poniendo en duda la mayoría del Gobierno en el Parlamento.
Es la primera vez, desde el año 2006, que un Gobierno de Francia utiliza el mecanismo constitucional para aprobar un proyecto de ley sin una votación parlamentaria, lo que ha despertado el temor de que el reformista Valls esté siendo autoritario.
Manuel Valls señaló a los legisladores que “posiblemente había una mayoría para aprobar esta ley pero no era seguro y decidí no arriesgarme, no podía arriesgar que un plan tan clave para nuestra economía fuera rechazado. Nada nos hará rendirnos, nada nos hará retroceder en las medidas de interés nacional que requiere el pueblo francés”.
El conservador Unión por un Movimiento Popular (UMP), principal partido político de la oposición, liderado por el ex presidente Nicolas Sarkozy, exigió una moción de censura en el Parlamento. Si la moción de censura es rechazada, es muy probable que la ley sea ratificada.
La legislación en discusión disminuiría la burocracia en varias áreas, facilitando además la apertura de más tiendas los domingos, también simplificaría los procedimientos para despidos, permitiría más competencia entre profesiones y ayudaría a la apertura de más rutas de buses de larga distancia.
Esta ley está siendo impulsada desde hace tiempo por la CE, para que Francia dé un giro importante a su paralizada economía. Los últimos sondeos señalan que un 60% de los franceses apoya la implementación de esta ley.