La economía de Turquía se contrajo en el cuarto trimestre de 2018 un 3,0%, más de lo previsto por los analistas, lo que supone su peor evolución en casi una década.
En 2017, Turquía logró un crecimiento de su economía de más del 7%, pero el año pasado se vio afectada por una caída del 30% en el valor de la lira debido a las preocupaciones que surgieron en torno a una disputa diplomática con Estados Unidos y la independencia del banco central.
La contracción trimestral interanual, comparada con un pronóstico medio de una caída del 2,7% en un sondeo de la agencia Reuters, es el peor dato que se ha obtenido del Producto Interno Bruto (PIB) desde el año 2009.
La economía turca creció un 2,6% en el conjunto de 2018, lo que también supone la evolución más débil desde el año 2009, de acuerdo a unos datos publicados por el Instituto de Estadística de Turquía. El dato es apenas superior a un pronóstico en la encuesta de un crecimiento del 2,5%.
En el cuarto trimestre de 2018, el PIB se contrajo un 2,4% corregido de efectos estacionales y de calendario respecto al trimestre anterior. Los datos han mostrado que la economía se había expandido un 1,8% interanual en el tercer trimestre, en lugar del 1,6% estimado previamente.
En el segundo semestre de 2018, la economía de Turquía se desaceleró debido a la crisis de la lira, causada por una ruptura con el Gobierno de Washington que derivó en la imposición de una serie de aranceles y sanciones, y por la preocupación sobre la independencia del banco central debido a la presión del presidente Tayyip Erdogan para reducir los costes de los préstamos.
En octubre, la inflación en Turquía alcanzó un máximo de 15 años, en más del 25%, y el banco central tomó la decisión de elevar sus tipos de interés de referencia al 24% en septiembre.