La inflación anual en Estados Unidos se ha reducido en el mes de agosto en una décima, hasta el 5,3%. Los expertos consideran que se trata de la primera señal de un enfriamiento de los precios después de meses de alzas sostenidas.
La Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) ha indicado en su reporte mensual que el índice precios de consumo en agosto ha subido un 0,3%, dos décimas menos que en julio, y situándose por debajo de las expectativas de los analistas.
La inflación subyacente, que excluye los precios de alimentos y combustibles, porque son los más volátiles, ha cerrado en agosto en 0,1 %, acumulando un aumento del 4 % en el último año.
Este incremento de precios se debe al gasto de los consumidores y las inyecciones de billones de dólares por parte del Gobierno de Estados Unidos para mitigar la crisis derivada de la pandemia del coronavirus.
En el mes de agosto, el auge de precios se ha evidenciado en los sectores de la energía, con la gasolina registrando un aumento del 2,8 %, y la alimentación, un 0,4 %.
La moderación de la inflación se debe en gran parte a la caída en dos sectores que se habían disparado recientemente: los vehículos usados descendieron un 1,5 % y los servicios de transporte un 2,3 %.
A pesar de datos que se ha registrado en agosto, la inflación anual en Estados Unidos aún se mantiene en niveles no vistos en más de una década y acumula tres meses seguidos por encima del 5 %.
Aichi Amemiya, economista del banco de inversión Nomura, ha señalado en una nota enviada a los clientes que “las mayores presiones (inflacionarias) probablemente han pasado, pero todavía se mantienen presiones significativas”.
Aunque la mayor parte de los expertos coinciden en que debido al levantamiento de las restricciones impuestas por la pandemia y la reapertura económica es normal que se reporten alzas en los precios, la duda es si se trata de un repunte temporal o se debe a razones de fondo, lo que consideran sería más peligroso.