Las empresas europeas advierten de que es muy difícil blindarse ante el impacto impredecible que tendría la salida del Reino Unido de la Unión Europea sin un acuerdo de retirada. Las pequeñas y medianas son las peor pertrechadas para un «brexit» caótico cada vez más plausible.
Si el Reino Unido sale de la UE el 31 de octubre sin acuerdo, el país pasará, de la noche a la mañana, de estar totalmente integrado en el mercado único comunitario a ser un Estado tercero sin ningún tipo de tratado comercial con el bloque europeo.
Tras más de treinta años de libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales entre uno y otro lado del Canal de la Mancha, las importaciones pasarán a estar sujetas a aranceles y cuotas, se endurecerán los controles aduaneros y se complicarán los trámites administrativos.
Los exportadores europeos tendrán que superar los controles sanitarios, de seguridad o medioambientales que imponga el Reino Unido, al tiempo que se complicarán la circulación de trabajadores, el transporte o la transferencia de información entre ambas partes, vitales para hacer negocios.
Esta ruptura abrupta aumentaría el inevitable coste del «brexit» y es el escenario más temido por las empresas europeas, que siempre han reclamado un acuerdo de salida con un periodo transitorio hasta fijar la nueva relación con Reino Unido.
De hecho, las organizaciones empresariales no se aventuran a poner cifras al golpe, cuyas dimensiones son todavía impredecibles y ante el que es imposible blindarse por completo, según coinciden las consultadas.