El crecimiento de la economía de Japón se ha estancado entre los meses de abril y junio, afectado por la debilidad de las exportaciones y el gasto de capital.
En el segundo trimestre de este año, la economía japonesa ha crecido a una tasa anualizada del 0,2%, una cifra que se ubica por debajo del promedio de los pronósticos del mercado de un 0,7% y con una evidente desaceleración respecto a la medición revisada del 2% en enero-marzo.
Esta cifra demuestra los desafíos que enfrentan las autoridades de Japón para finalizar dos décadas de deflación, en un momento en el que empieza a disiparse el impulso inicial de los programas de estímulo de Shinzo Abe.
Norio Miyagawa, economista senior de Mizuho Securities, ha señalado que «en general parece que la economía se está estancando. El gasto del consumidor es débil, y la razón es el bajo aumento de los salarios. Hay mucha incertidumbre por las economías extranjeras, y eso está frenando el gasto de capital».
En relación al trimestre anterior, el crecimiento del PIB fue plano. El promedio de los pronósticos del mercado estimaba una expansión del 0,2%.
El consumo privado creció 0,2% entre abril y junio, desacelerándose desde el crecimiento del 0,7% en el trimestre previo.
El gasto de capital disminuyó un 0,4% en el trimestre después de la caída del 0,7% en el primero, lo que supone a considerar que la incertidumbre del panorama mundial y la debilidad del mercado doméstico hacen que las compañías se abstengan de gastar más.
El Gobierno de Japón anunció este mes un paquete económico con medidas fiscales por 13,5 billones de yenes para ayudar a la economía local a hacer frente al panorama exterior y lograr una recuperación moderada.
El Banco Central de Japón (BoJ) intensificó los estímulos mediante las compras de activos de riesgo. No obstante, sigue presionado para actuar el próximo mes cuando evalúe los efectos de su programa de estímulo.