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El Banco de España incrementa su estimación de crecimiento de la economía española hasta el 6,2% para 2021

El Banco de España incrementa su estimación de crecimiento de la economía española hasta el 6,2% para 2021

El Banco de España ha incrementado su estimación de crecimiento de la economía española hasta el 6,2% para el presente año, lo que supone un avance dos décimas respecto al 6% de las anteriores previsiones de marzo.

Asimismo, cree que la economía española subirá un 5,8% en 2022, cinco décimas más respecto a la previsión anterior. Para 2023, prevé un crecimiento del 1,8%, una décima más.

De acuerdo con el Informe Trimestral de la Economía Española publicado este lunes, la menor incidencia de la pandemia, con el trasfondo del avance de la vacunación, y la ejecución de los proyectos bajo el paraguas de los fondos europeos darían lugar, bajo este escenario central, a crecimientos elevados de la actividad en el segundo semestre de este año, lo que también tendría un impacto positivo elevado sobre el avance del PIB en el promedio de 2022.

Con todo ello, el PIB no alcanzaría el nivel previo a la pandemia hasta el último tramo de 2022 y se situaría un 1,9% por encima del mismo al final del horizonte de proyección (2023), lo que indica que, aunque transitorio, el impacto de la crisis sanitaria será «relativamente persistente», según el Banco de España.

En las nuevas proyecciones para 2021, se incorpora en torno al 50% del importe de los fondos europeos anunciado por el Gobierno para este año, considerando tanto los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) como el denominado React-EU, que en conjunto suponen unos 27.000 millones de euros. Para el conjunto del horizonte de proyección, la absorción se situaría ligeramente por encima del 80% de los fondos totales disponibles en forma de transferencias, concentrándose el mayor impulso en 2022.

Según ha explicado el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, el impacto en el PIB de los fondos europeos será de un punto porcentual 2021, de 2,4 puntos porcentuales positivos y de 1,8 puntos porcentuales en 2023.

De acuerdo con las estimaciones del organismo que encabeza Pablo Hernández de Cos, se espera que el PIB experimente ya un repunte significativo en tasa intertrimestral en el segundo trimestre del año, que podría ascender a un 2,2% en tasa intertrimestral en el escenario central de estas proyecciones.

En cuanto a las estimaciones sobre la tasa de paro se situará en el 15,6% este año, por debajo del 17% estimado previamente, mientras que bajaría al 14,7% en 2022 y al 13,7% en 2023. «Esta recuperación del empleo permitiría reducir el desempleo, hasta situarse por debajo de los niveles pre-pandemia desde finales de 2022», ha señalado el organismo.

De su lado, el déficit público quedará este año en el 8,2% del PIB y se estabilizará en torno al 4,9% en 2022 y al 4,3% en 2023. La deuda superará el 120% del PIB este año (120,1%), mientras que bajará al 117,9% en 2022, volviendo a subir ligeramente al 118% en 2023.

Asimismo, el impacto global neto sobre el déficit público de las medidas aprobadas este año para mejorar la solvencia de las empresas, la extensión de los ERTE y el cese de actividad de los autónomos asciende al 2,1% del PIB, dos puntos porcentuales menos que en 2020.

Además, en el medio plazo, la recuperación de la actividad provocaría un cierto repunte de la inflación subyacente, medida por el IAPC excluidos los componentes de energía y de alimentos, hasta el 0,3% en 2021, al 1% en 2022 y al 1,1% en el promedio de 2023. En términos de la inflación general, esa tasa sería del 1,9 en 2021 y del 1,2% en 2022 y 2023.

Sin embargo, el organismo supervisor todavía cree que existe un elevado grado de incertidumbre, sobre todo en el más corto plazo, y añade que estas consecuencias pueden adoptar formas muy diversas, que comprenden desde las posibles secuelas en forma de destrucción del tejido productivo y de aumento del desempleo de larga duración hasta los cambios en los hábitos de los agentes.

Además, ha advertido de que como resultado de la crisis, se podrían producir «cambios estructurales de calado» en la estructura productiva de la economía, que traerán consigo la necesidad de «reajustes de factores de producción» entre distintas ramas y empresas.

Ante estas perspectivas, el Banco de España ha planteado dos escenarios alternativos. Bajo el escenario favorable, con una mejora de la evolución de la pandemia, el PIB crecería este año un 6,8%, menos del 7,5% previsto en marzo; mientras que en el adverso, con un repunte de los contagios, se alzaría un 4,6%, algo más elevado del 3,2% estimado en el tercer mes del año.

En cuanto a 2022, el PIB aumentaría un 7% en un escenario favorable, superior al 5,5% estimado en marzo, mientras en el adverso se alzaría un 5,2%, mayor que el 4,6% previsto anteriormente.

Con todo ello, en el escenario favorable, el crecimiento del PIB en 2021 sería algo mayor que en el escenario central a lo largo de todo el horizonte de proyección, lo que permitiría que el producto de la economía se situara, al final de 2023, 4,2 puntos porcentuales por encima del nivel previo a la crisis.

Por el contrario, el ritmo más moderado de la recuperación del PIB bajo el escenario adverso haría que este se situara todavía ligeramente por debajo de su cota pre-crisis al final de 2023.

Desde el punto de vista de la composición de la demanda agregada, la recuperación proyectada descansará principalmente sobre la demanda nacional, aunque la contribución del sector exterior al avance del PIB será también positiva en los tres años del horizonte de previsión. Así, en las proyecciones, los flujos turísticos procedentes del exterior no recuperarán los niveles previos a la crisis sanitaria hasta finales de 2023.

El Banco de España advierte de que estas previsiones están sujetas a una serie de riesgos y en el caso concreto de la evolución de la epidemia, afirma que el peligro de brotes autóctonos es bajo dado el proceso de vacunación, pero no así el riesgo de casos importados, con la aparición de cepas más contagiosas.

Otros de los riesgos que identifica son los asociados con el destino de la bolsa de ahorro acumulada durante la pandemia, el ritmo de recuperación de las exportaciones de turismo y el grado de persistencia de los efectos de la crisis sobre el crecimiento potencial, a través del posible impacto sobre el desempleo de larga duración y de la destrucción de empresas.

Sobre el ahorro acumulado de las familias, Arce advirtió de que los hogares podrían decidir restringir «voluntariamente» sus niveles de gasto en anticipación de que el elevado volumen de deuda pública acumulado con la crisis conduzca a un aumento de impuestos en el futuro.

El director general de Economía y Estadística del Banco de España advirtió además de un «hipotético repunte» de las insolvencias empresariales, que conllevaría pérdida de empleos, y tal vez un deterioro del capital de las instituciones financieras, lo que podría afectar negativamente a su capacidad para la concesión de créditos.

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