Olli Rehn, vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Asuntos Económicos y Monetarios, ha afirmado que si los Estados miembros afectados solicitan que se compre deuda soberana al fondo de rescate europeo, dicha acción conllevará a «una condicionalidad estricta» y la solicitud previa del país afectado.
«Estos instrumentos, que permitirán la intervención en los mercados de bonos cuando sea necesario, debe seguir una petición de un Estado miembro y estarán sujetos a una estricta condicionalidad», ha confirmado Rehn en una tribuna publicada en el diario ‘Wall Street Journal’.
«Para garantizar que estos instrumentos ayudan a reducir las primas de riesgo de forma duradera, sólo estarán disponibles para Estados miembros que persigan buenas políticas presupuestarias, reformas estructurales para el crecimiento y el empleo y aborden los desequilibrios macroeconómicos», ha precisado.
Rehn ha dejado claro que «las condiciones se establecen a través de los procesos políticos establecidos entre los líderes nacionales y europeos» y «la Comisión permanece dispuesta a llevar a cabo la vigilancia de la condicionalidad estricta y eficaz tal y como sea necesario».
Además, el vicepresidente del Ejecutivo comunitario ha saludado la disponibilidad del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, «de considerar medidas no convencionales adicionales para reparar la transmisión de la política monetaria» en la eurozona dentro de su mandato independiente y ha vaticinado que «el BCE seguirá siendo un ancla para la estabilidad durante toda la crisis».
Rehn ha avanzado que el fondo de rescate permanente, que los líderes europeos acordaron en julio que pudiera utilizarse para recapitalizar a la banca europea de forma directa una vez se cree un supervisor bancario único europeo, estará «operativo pronto» y ha recordado el compromiso de Europa de «construir una unión económica genuina para complementar y reforzar» la unión monetaria.
«Una hoja de ruta específica y de plazos vinculantes para lograr esto estará en marcha para finales de este año», ha asegurado, al tiempo que ha confirmado que el Ejecutivo comunitario presentará en septiembre su propuesta para crear el supervisor bancario único en Europa.
Pese al rechazo de Alemania a la creación de eurobonos para mutualizar la deuda, Rehn ha subrayado el acuerdo de los líderes europeos de «explorar las condiciones según las cuales sería racional que los países europeos emitan deuda conjunta» teniendo presente que «una mutualización adicional del riesgo económico requerirá en paralelo profundizar la integración en el proceso de toma de decisión». «Traducir este principio en una acción concreta no será fácil», ha admitido sin embargo.
El vicepresidente del Ejecutivo comunitario ha reconocido que «la eurozona está en un momento decisivo» y, aunque ha defendido «el progreso extraordinario» que ha hecho Europa en los últimos dos años para sortear la crisis, ha insistido en que «los países bajo una presión de los mercados intensa tienen poco espacio para respirar para adoptar las reformas decisivas que son esenciales para una ganancia a largo plazo».
En el caso de España, Rehn ha defendido las medidas adoptadas por el Gobierno español «para mejorar la competitividad de los mercados de productos y servicios», la reforma laboral y para «volver a poner las financias públicas de vuelta a una senda sostenible» y ha asegurado que el rescate bancario pactado para España de hasta 100.000 millones de euros «debe garantizar bancos restructurados y recapitalizados y que son regulados de forma eficaz y supervisados con rigor».
No obstante, ha dejado claro que «algunos países necesitan reducir todavía más los déficits actuales o lograr superávits para reducir su deuda externa».