La deuda externa que Cuba tiene contraída con España asciende a 1.970,66 millones de euros, lo que representa cerca de dos tercios del total de la cifra de toda Iberoamérica, 3.086,68 millones de euros.
En 2015, en el marco de un acuerdo multilateral entre acreedores, España condonó a Cuba 1.709,9 millones de euros en concepto de intereses y el principal de la deuda quedó situado en 537,3 millones de euros, pero la deuda ha vuelto a crecer desde entonces.
El siguiente acreedor, con cifras muy inferiores, es Ecuador, con 235,58 millones de euros. Le siguen Venezuela (217,97 millones), Argentina (205,98 millones) y Nicaragua (142,78 millones).
La deuda del resto de países con España está por debajo de los 100 millones, y solo se acerca esta cifra República Dominicana, con 87,74 millones. La de Uruguay asciende a 14,05 millones, la de Paraguay a 25,85, la de Panamá a 25,23 y la de México a 36,83 millones de euros.
Por su parte, Honduras tiene una deuda con España de 28,76 millones de euros, El Salvador de 36,56 millones, Costa Rica de 22,11 millones, Colombia 28,13 millones, Bolivia de 8,43 millones y, finalmente, Chile tiene apenas 20.000 euros.
El Gobierno ha facilitado estos datos en respuesta a una pregunta de Vox, que quería saber si el Gobierno tiene intención de condonar la deuda de los países iberoamericanos tal como ha pedido el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.
La respuesta del Gobierno es que la ley reguladora de la gestión de la deuda externa, que data de 2006, establece que las actuaciones de alivio de deuda «se limitarán a casos excepcionales en los que el sobreendeudamiento lastre el desarrollo del país deudor».
Además, la normativa establece que las actuaciones de alivio de deuda deberán ser coordinadas de manera multilateral con otros acreedores oficiales en el Club de París, foro que reúne a los principales acreedores soberanos y en el que se consensuan las actuaciones.
En todo caso, el Gobierno también recuerda que los alivios de deuda adoptados no implican necesariamente condonaciones, pues en muchas ocasiones se instrumentan mediante reprogramaciones de plazo sin quita.