Los precios en las fábricas de China han caído por primera vez en tres años en el mes de julio, despertando de nuevo los temores deflacionistas y presionando a Pekín para inyectar más estímulo en una economía que se debilita en medio de una guerra comercial con Estados Unidos.
Con la desaceleración de la demanda externa y la interna, los fabricantes chinos tienen que recortar los precios para mantener la cuota de mercado, reduciendo los márgenes de beneficio y desalentando nuevas inversiones que son necesarias para que la economía se recupere.
La caída de los precios del petróleo, del mineral de hierro y de otras materias primas también está jugando un papel importante.
El índice de precios al productor (PPI) de China ha registrado una caída del 0,3% si se compara con los datos del año pasado en el mes de julio, de acuerdo con un informe publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS).
Los analistas han subrayado que esta lectura se compara con el dato plano de junio y con el descenso del 0,1 por ciento que esperaban los expertos consultados en un sondeo de Reuters.
Se trata de la primera contracción anual que se ha reportado desde el mes de agosto de 2016, aunque el índice ha caído en términos mensuales en los últimos dos meses.
El PPI es un indicador de la rentabilidad de las empresas.
Zou Qiang, analista de Everbright Pramerica Fund Management, ha dicho en un informe para clientes que “la débil demanda ha comenzado a impactar en las expectativas en el lado de la producción”.