Un informe de The Havana Consulting Group (THCG) ha advertido que el sistema bancario cubano carece de la infraestructura y la tecnología necesarias para prestar servicios al mercado de remesas desde el extranjero. Solo desde Estados Unidos totalizaron en 2017 los 3.575 millones de dólares.
En concreto, la consultora, con sede en Miami, resaltó que la transformación acelerada que ha experimentado el mercado de remesas cubano, que hasta 2008 centrado en su mayor parte en costear el sustento familiar o las necesidades de calzado y ropa.
En los últimos ocho años, el uso de las remesas familiares también se ha ido diversificando hasta cubrir otras necesidades como el teléfono móvil, los costos de una cuenta de Internet, financiar las vacaciones o realizar inversiones para un negocio.
Según la firma, desde Estados Unidos se realizan más del 90% de los envíos, que también son destinados a la compra de autos o de piezas de repuestos, el pago de hipotecas, de seguros médicos o a profesores particulares para el ingreso en la universidad.
Si bien las previsiones del THCG indican que las remesas procedentes de Estados Unidos ascenderán en el año 2025 a 5.285 millones de dólares, el panorama se ve afectado por un sistema bancario que carece de la infraestructura para ofrecer los servicios y canales de pago adecuados.
Al respecto, Emilio Morales, presidente de THCG, explicó que «más de medio millón de empresarios cubanos insertados en el sector privado generan miles de transacciones diarias que no pasan por los bancos cubanos por no existir las condiciones para ello».
Morales agregó que una gran parte de esas transacciones diarias pasan por las «redes de pago de las agencias de remesas y otras viajan por vías informales».
Según el experto, esta actividad financiera hace que la banca cubana «deje de ganar» decenas de millones de dólares todos los años «por no tener la infraestructura tecnológica y digitalizada adecuada para ofrecer estos servicios».
Cabe resaltar que, actualmente, no existe un sistema de transferencia bancaria entre instituciones financieras estadounidenses y bancos cubanos, y los cubanos tienen un «limitado acceso a herramientas» que les permita recibir dinero directamente en sus cuentas bancarias. En este contexto, para Morales, los bancos cubanos disponen de una «gran oportunidad para insertarse en las redes de pagos de las remesas».